jueves, 25 de agosto de 2016

Discurso de Miguel Sáenz al ingresar a la RAE

Colegas:

Nos comparte Miguel Ángel Leal el discurso "Servidumbre y grandeza de la traducción", que ofreció en 2013 el traductor español Miguel Sáenz al ingresar a la RAE, y que tiene, como él mismo dice, "claras resonancias de la 'Miseria y esplendor de la traducción' de José Ortega y Gasset" (p. 15).

El discurso hace un recorrido saltarín y anecdótico por muy diversos asuntos, y podemos estar de acuerdo o no con ciertas posturas, pero a fin de cuentas sirve como guía de lectura (por la cantidad de obras y autores a los que va haciendo referencia) y como punto de partida para la reflexión, por la cantidad de asuntos que va tocando. Por ejemplo:

"En realidad, es difícil decir nada nuevo sobre la traducción. Se ha dicho de ella (sin distinguirla de la interpretación de lenguas) que es, con la prostitución, la profesión más antigua del mundo, aunque está peor pagada. E incluso ha habido quien ha afirmado que traducción y prostitución son una misma cosa, porque consisten en definitiva en hacer por dinero lo que se debiera hacer por amor" (p. 16).

"Tal vez haya algo de justicia poética en el hecho de que al traducir al alemán un pasaje de Miseria y esplendor de la traducción (El pasaje es: "De ahí que cada pueblo cortase el volátil del mundo de modo diferente, hiciese una obra cisoria distinta, y por eso hay idiomas tan diversos con distinta gramática y distinto vocabulario o semantismo"), los traductores alemanes hayan tropezado siempre, al no entender que Ortega no se refería a lo fugitivo, lo volátil del mundo ("das Flüchtige der Welt") sino que, sencillamente, estaba comparando el mundo con un pollo o un pavo y hablando de la forma de trincharlo de cada pueblo" (pp. 18-19).

"La metáfora de los tapices del revés de que se habla luego en el capítulo LXII durante la visita a una imprenta en Barcelona no es de Cervantes. Aparece ya trece años antes de la publicación de la primera parte del Quijote, en la Prefación al Lector del Arte poética de Horacio traduzida de Latin en Español por Don Luis Zapata (Lisboa, 1592) y hay quien dice que procede de Temístocles, a finales del siglo VI y primera mitad del V antes de Cristo. Pero da igual. Las palabras de Cervantes son muy claras" (pp. 21-22).

"El antiguo Manual de instrucciones para los traductores de la Organización [de las Naciones Unidas] recogía tres principios que, como guía, me siguen pareciendo plenamente válidos para cualquier tipo de traducción: "uniformidad terminológica, claridad sintáctica y concisión estilística". Un día me di cuenta de que también aquellos documentos que traducía, muchas veces áridos, eran literatura" (p. 27).

"Las ideas, luminosas ideas, de Borges sobre la traducción se encuentran esparcidas por toda su obra, pero, sobre todo, en "Las dos maneras de traducir", de 1926, "Las versiones homéricas", de 1932 y "Los traductores de las 1001 noches", de 1935. Mención aparte merece sin duda el "Pierre Menard,
autor del Quijote", para George Steiner "probablemente el más agudo y denso comentario que se haya dedicado al tema de la traducción". [...] En cualquier caso, las tesis de Borges, por iluminadoras y geniales que sean, y aunque sirvan para dar al traductor muchas ideas sobre las que reflexionar y para liberarlo de
complejos, son peligrosísimas cuando se trata de formar nuevos traductores. ¿Como animar a los alumnos a practicar la "infidelidad creadora", cómo defender una "mala traducción" como equivalente, por lo menos, a una "buena"?" (pp. 32 y 33-34).

"La lucha con editores poco escrupulosos, la reivindicación de derechos inalienables, la mención del nombre del traductor en la cubierta del libro (que la UNESCO recomendó en Nairobi, nada menos que en 1976), la fijación de unas tarifas mínimas... deben inscribirse en la lista de las servidumbres de la traducción. [...] El contacto con autores que comprenden la importancia de la traducción se sitúa en el otro platillo, el positivo, de la balanza. Personalmente, quisiera mencionar a Günter Grass, cuyas reuniones con sus traductores (su "familia ampliada", los llama él) son ya legendarias y a quien me honro en llamar amigo, y a Salman Rushdie, uno de los pocos escritores que han reconocido que, si en las traducciones se pierde algo, con frecuencia también se gana" (pp. 38-39).

"Los españoles aceptan encantados cualquier obra teatral de Chejov con acento porteño y adoran literalmente el cine argentino. Leen sin dificultad, con inmensa y justificada admiración, a los grandes autores latinoamericanos... ¿Por qué son incapaces de aceptar que una traducción tenga el acento de algún país de América? Y a la inversa: ¿por qué a veces, en América Latina, se califica a una traducción de mala, simplemente por ser española, sin atender más razones? Creo que en este aspecto, los traductores, lectores y editores de todos los países hispanohablantes deberíamos hacer un acto de contrición. Las traducciones pueden y deben criticarse, pero no es la nacionalidad lo que determina su calidad, su fidelidad ("creadora" o no), su estilo, su ritmo, su credibilidad, su simple sentido común..." (p. 41).

Tristemente, pese a este prudente alejamiento de cuestiones nacionales que procura Miguel Sáenz, en la contestación de Luis Goytisolo resulta evidente que, al menos para él, están hablando desde España y para España, y que la RAE es una institución española:

"Y es aquí donde volvemos a Miguel Sáenz y a las razones que han llevado a su ingreso en la RAE. Miguel Sáenz es un excelente traductor y como tal ha sido debidamente valorado, no ya en España sino también en el ámbito lingüístico de los autores por él traducidos. [...] Sus traducciones son una verdadera recreación de obras con frecuencia difíciles en las que consigue trasladar al lector español la misma emoción que despierta en el lector del texto original" (pp. 60-61).

Pueden leer el discurso y contestación completos en este enlace:
http://www.rae.es/sites/default/files/Discurso_ingreso_Miguel_Saenz.pdf

2 comentarios:

  1. ¡Este espacio es una verdadera joya! Gracias por mantenernos tan al día.

    Un saludo cariñoso,

    Nayelli

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    1. ¡Gracias, saludos! ¿Qué tal estuvo el congreso de la RELAETI, no les gustaría enviar una crónica para los lectores del blog?

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