viernes, 25 de agosto de 2017

Testimonios del taller de traducción literaria italiano-español

Queridos colegas,

Bárbara Bertoni nos comparte algunos testimonios que ha recogido de quienes participaron en emisiones anteriores del laboratorio de traducción literaria italiano-español.
Nos informa también que las inscripciones para la cuarta edición de este taller-laboratorio seguirán abiertas un par de semanas más.
En este enlace los detalles:
http://circulodetraductores.blogspot.mx/2017/08/nuevo-laboratorio-de-traduccion.html

Bárbara Bertoni y Tomás Serrano con uno de los grupos 

"Me integré al Laboratorio de traducción de italiano cuando comenzó el proyecto Scarpa, el tercero dentro de esta dinámica de traducción colectiva; me integré, por una parte, porque amo el idioma italiano sólo apenas un poco menos que el español y porque disfruto de la actividad traductora, pero también porque dos buenos amigos me aseguraron que sería una grata experiencia. Y así fue.Trabajar un mismo proyecto en equipo para mí ha sido la posibilidad de entablar un puente con gente que se ha formado en diferentes disciplinas, lo que no hacen sino sumar a la experiencia lectora. Creo que una de las cosas que más me gustó del laboratorio es que permite romper con la imagen de traductor ermitaño. Si bien no traducimos ahí juntos, sí nos enfrentamos juntos a la misma obra y la revisión, al ser colectiva, permite abrir los oídos a soluciones tan diversas que no es raro que se adopte la propuesta de otro compañero porque da un aire más auténtico o porque recrea de mucho mejor manera algún fragmento.

Alma Martínez Ibáñez

"Yo no soy traductora profesional, no estudié ni letras, ni filología, ni lingüística; soy cirujana dentista. Me apasionan los idiomas, la literatura, las palabras. Antes de este taller nunca había traducido nada, y de repente ya tenía en mis manos ¡¡la responsabilidad de traducir parte de un libro!! No sabía cómo empezar, ni si lo haría bien o mal… me dejé llevar por un poco de instinto, por el mucho o poco bagaje cultural y literario que tengo y sobre todo por el estudio y la investigación. Lo más importante es que no lo hice sola, lo más relevante de este trabajo es que cada capítulo está hecho de ideas, conocimientos y aportaciones de un grupo muy especial de personas que tenemos en común el amor por los idiomas y por la traducción; un grupo llevado de la mano por dos profesores que pudieron hacer que todas esas ideas confluyeran y dieran forma al producto final.
Como primera experiencia (no sólo traduciendo, sino tomando un taller de traducción) tuve buena suerte, porque no sólo tuve a dos profesores, sino a 15 maestros más. Aunque en el futuro tal vez no tenga a 17 personas que me ayuden o corrijan (como les encanta), no dudo que me vayan a venir a la mente. Como cuando quiera traducir una grosería y me diga: ¿Qué pondría Rafael aquí? O cuando me falte el sentido común y me acuerde de Sharbel.

Valeria Téllez


"El taller de traducción literaria italiano-español que imparten Barbara Bertoni y Tomás Serrano representa un admirable trabajo de coordinación lingüística y creativa de la voz y palabra expertas que se consolidan con el resultado de la traducción colectiva de una obra literaria. Mi participación en la modalidad a distancia en este taller, ha sido posible gracias a la visión de Barbara y Tomás que pudo romper las fronteras geográficas y desafíos de la distancia brindándome la oportunidad del acercamiento a la práctica de la traducción literaria colectiva desde Campeche, la ciudad en la que vivo".

Gabriela De la Cruz

"Estudié la Licenciatura en Lengua y Literaturas Modernas Italianas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Me he formado como traductor literario en los seminarios de especialización de la licenciatura así como en talleres organizados por el Círculo de Traductores y el Instituto Italiano de Cultura Ciudad de México; en este último he cursado tres talleres de traducción colectiva con los profesores Barbara Bertoni y Tomás Serrano. 
El primer taller de traducción colectiva en el que participé fue en el de la traducción de la novela de Pino Cacucci Demasiado Corazón, en el cual tuve la oportunidad de confrontar mi trabajo con el de otros traductores profesionales y personas que apenas estaban aprendiendo el arte de traducir. Fue una experiencia totalmente nueva, puesto que en los seminarios en la facultad estaba acostumbrado a comparar mis traducciones con las de mis compañeros: traducíamos el mismo texto pero las observaciones eran individuales y las revisiones, por cuestión de tiempo quizá, no eran tan minuciosas. En los talleres de traducción nos hemos dado a la tarea de revisar nuestras traducciones detalladamente, porque son talleres que tienen como finalidad la publicación de la traducción y por lo tanto no nos podemos permitir errores. En el caso de la novela de Pino Cacucci nos enfrentamos ante el reto de dar verosimilitud en los diálogos de los personajes, ya que era un texto ambientado en México y el autor, a su modo, tradujo muchos de nuestros modismos y expresiones. Por la misma razón de que éramos un grupo muy heterogéneo, tanto en experiencia como en edad, fueron nuestras diferencias las que hicieron que nuestro trabajo se enriqueciera, puesto que todos aprendimos un poco de los demás.
En el segundo taller de traducción tradujimos la novela Costellazione Familiare de Rosa Matteucci, un texto que implicó varios retos, ya que tenía diferentes variaciones de registro, hápax, referencias literarias escondidas y referencias culturales de ciertas regiones de Italia, además del uso de léxico italiano del siglo XIX. Fue una experiencia muy enriquecedora como traductor, ya que además de que pudimos superar en grupo los retos que el texto exigía, tuvimos la oportunidad de conocer personalmente a la autora de la novela y pudimos convivir con ella y conocerla más allá de esa barrera escritor/traductor, además de que aportó su ayuda para explicarnos los elementos que no quedaban del todo claros. Rosa Matteucci resultó ser una persona muy accesible. En el tercer taller, ya prácticamente todos nos conocíamos y la novedad fue trabajar con compañeras traductoras de Argentina y otros estados de México, las cuales hicieron que se ampliaran nuestras opciones a la hora de traducir y nos ayudaron a entender un poco más de su cultura, porque aparentemente hablamos el mismo idioma pero los matices son muy diferentes. En este taller tradujimos el libro de Tiziano Scarpa, Corpo.
En los talleres de traducción colectiva a pesar de conformar grupos muy heterogéneos, nos hemos encargado de que el fruto de nuestro trabajo sea lo más homogéneo posible, respetando la palabra, que es sagrada, si pensamos en la palabra como el principio de todo como dice el íncipit del evangelio de San Juan: “In principio erat Verbum et Verbum erat apud Deum et Deus erat Verbum”, nosotros tratamos de echar abajo la idea de traduttore traditore que tanta credibilidad le ha quitado a nuestro trabajo. Recomiendo ampliamente el taller de traducción colectiva en el Instituto Italiano de Cultura Ciudad de México".

Rafael Hernández Aguilar

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