Colegas:
Reproduzco una nota de Laura Zorrilla aparecida hace unos días en la página Las Modernas, en la que hace su crónica moderna de lo ocurrido (y sobre todo lo no ocurrido) en el III Congreso Internacional de Correctores de Textos en Español, realizado en Madrid del 24 al 26 de octubre, al mismo tiempo que aquí en el DF se estaba realizando el II Concilio de Correctores organizado por PEAC. Por cierto, ¿alguien nos puede compartir algo de cómo estuvo el Concilio? Saludos,
Lucrecia
Posdata del 17 de noviembre: por la página de Ricardo Soca supe que Luis Fernando Escalona escribió una nota sobre el Concilio en su blog La pantufla del chacal. La pueden leer en este enlace: http://lapantufladelchacal.blogspot.mx/2014/10/primer-concilio-nacional-de-correctores.html
III Congreso Internacional de Correctores
de Textos en Español (CICTE)
Madrid, octubre de 2014
Crónica moderna
Laura Zorrilla
Los días 24, 25 y 26 de octubre se celebró en Madrid este tercer encuentro internacional de correctores, bajo
el lema «Tus palabras son tu imagen», y Las Modernas asistimos con toda
nuestra ilusión. Esa que siempre ponemos en el trabajo diario y en las
nuevas posibilidades de aprender y mejorar. El congreso, organizado por
la Unión de Correctores (UniCo), reunió
a profesionales de España e Hispanoamérica, y planteaba, en su
programación, algunas cuestiones interesantes, como, por ejemplo, el
modelo de corrección en Hispanoamérica, o un análisis de la corrección
en el proceso de traducción. Nos parecía interesante también la
presentación de un innovador software de corrección automática
(cuya licencia no nos tocó en el sorteo, y lo lamentamos mucho), o las
reflexiones en torno a la aplicación de libros de estilo en los medios
de comunicación.
Sin embargo, nos pareció muy sorprendente que los agentes editoriales estuvieran totalmente ausentes en un congreso como este.
He
de decir (por si alguno no lo sabe) que los correctores desarrollamos
nuestra labor fundamentalmente en editoriales o empresas afines. Solemos
participar en el proceso de producción de los libros. Hacemos libros.
También hay una presencia nada desdeñable (aunque cada vez más exigua)
de correctores en los medios de comunicación. Y en estos dos ámbitos
(editoriales y prensa escrita) es donde nos enfrentamos a retos diarios:
sobre condiciones laborales, sobre avances tecnológicos, sobre
formatos, sobre métodos de trabajo, etc. En los últimos años, además,
desempeñamos labores de editores, negros, asesores personales y hasta
padres de muchos autores particulares, que cada vez publican más obras
en plataformas de autoedición. Estos autores, al haber renunciado a la
mediación de las editoriales, descargan en nosotros muchas
responsabilidades.
Esta es la realidad.
El III CICTE ha supuesto para Las Modernas una
realidad paralela, que desconocíamos (y que no sabemos si existe fuera
de la imaginación de algunas personas), en la que:
- Los correctores se llaman asesores lingüísticos.
Trabajan en empresas de marketing, telefonía, aeronáutica, farmacia…
etc. y en instituciones oficiales como el Congreso de los Diputados.
Toma ya.
- Los correctores pueden establecer sus tarifas.
Existe ahí fuera un mercado laboral en el que podemos exigir un precio
más o menos justo, más o menos lucrativo, por nuestro trabajo.
- Los libros no son muy importantes (ya que nadie
habló de ellos) y, en cualquier caso, su proceso de producción ahora
mismo no plantea ningún problema ni reflexión.
Lamentamos, y tememos, que alguno de los asistentes
se haya llevado estas impresiones equivocadas. No entendemos el motivo, y
aún cuatro días después seguimos preguntándonos qué pudo pasar en la
organización de este evento para que se decidiera dibujar semejante
panorama y para que, teniendo los recursos adecuados (en profesionales,
algunos venidos desde muy lejos, y en soporte logístico), no se
quisieran abordar las cuestiones que verdaderamente nos preocupan a los
correctores.
Retomemos los tres puntos anteriores:
- Es posible que algunas grandes corporaciones tengan
entre sus recursos humanos la figura de alguna especie de redactor,
revisor, corrector, jefe de prensa que se dedique a pulir los textos
corporativos. No lo llaman asesor lingüístico. Seguramente lo llamen
Pepe o Marisol, o a lo que responda, y con un canto en los dientes.
Podríamos decir, tal vez, que hay un 0,000000001% de correctores
trabajando en empresas no editoriales. Bien por ellos. El 95% de las
empresas españolas (que son pymes) no se han planteado ni se plantearán
jamás la contratación de asesores lingüísticos, porque ni saben lo que
son ni (en caso de saberlo) creen que puedan ser necesarios. El dinero
no se gasta ya ni en los sueldos de los empleados que producen el bien o
servicio ofertado por las empresas; ¿cómo se va a gastar en contratar a
un corrector? Por Dios santo.
- La realidad de las tarifas con las que se está
trabajando ahora para las editoriales es que la tarifa la impone la
editorial. Cuando alguna te llama, te ofrece lo que “puede pagar”. Si te
gusta, bien. Punto. Cuando se nos piden presupuestos, estos tienden a
ser a la baja, porque cada vez se quiere pagar menos. A pesar de ello, a
veces ocurre que después de haber realizado tu trabajo tardan en
pagarte, intentan regatear el precio final (¿pero no estaba cerrado?
Parece ser que no) o directamente no te pagan (estos son los menos, pero
casos hay). Un corrector puede tener sus tarifas. Pues claro, todos las
tenemos. El precio al que acabamos trabajando es una realidad muy
distinta. ¿Y los correctores en plantilla? Son auxiliares técnicos
editoriales, el escalafón más bajo del convenio: 1.000 euros.
- En este contexto de crisis económica (y moral), el
proceso de producción editorial se ha degradado muchísimo. Hay
editoriales que ni siquiera corrigen sus libros. LAS HAY. Las que lo
hacen te piden una única lectura absolutamente apresurada (tres lecturas
es lo ideal). Pagan poco. El proceso de preimpresión es algo que debe
hacerse corriendo y mal. Esto afecta a correctores, traductores,
maquetadores y todo tipo de profesionales de las artes gráficas. Los
libros son malos. Malos a rabiar. Porque no se leen bien, no se cuidan y
no se invierte dinero en ellos. Así, resumiendo mucho.
No obstante este panorama, Las Modernas somos unos
seres optimistas y generosos, y creemos que se pueden seguir haciendo
libros de calidad. Aspiramos a ello. Creemos también que la nueva
realidad digital y de autopublicación nos necesita muchísimo. Ya no como
correctores, sino como editores, que es lo que verdaderamente acabamos
siendo para estos autores (y para algunas editoriales). Por ello, nos
hubiera encantado que en el III CICTE se hubiera hablado de:
- Las relaciones con los editores. Y las relaciones con los autores.
- Bibliografía, norma académica, referentes,
autoridades y recursos lingüísticos para ejercer nuestra profesión. No
pudo desaprovecharse más la presencia de Manuel Seco y Leonardo Gómez
Torrego, entre otros, que apenas plantearon reflexiones interesantes
sobre los cambios académicos y la actitud que los correctores deberían
tener ante ellos.
- Estrategias de presión para devolver la calidad a los procesos de producción editorial.
- La autopublicación y los nuevos retos del corrector que hace funciones de editor.
- Estándares de calidad: cómo ser un buen corrector con el poco tiempo que nos dan para hacer nuestro trabajo.
- Etc.
Es posible que una vez superados estos escollos,
podamos plantearnos convertirnos en asesores lingüísticos y ampliar
nuevos horizontes alejados de los libros. Bueno, Las Modernas no lo
haremos, porque no podemos vivir sin los libros. Nos debemos a ellos.
Son muy majos y nos han dado grandes satisfacciones a lo largo de
nuestra carrera profesional. Además, alguien tiene que hacerlos, ahora
que todo el mundo se va a ir a trabajar a la Casa Real.
En cualquier caso, en este III Congreso Internacional
de Correctores de Textos en Español hubo aportaciones que nos
inspiraron mucho, como la de Ixiar Iza, de la editorial Elhuyar, quien
habló de la situación de los correctores en euskera y fue (creo) la
única que consiguió recordarnos en dónde trabajan los correctores.
También conocimos los nuevos avances en software y aplicaciones informáticas (de las empresas Daedalus y Molino de Ideas),
que, como son moderneces pues… nos encantan. No echamos en saco roto
nuestra asistencia a este singularísimo evento. Al menos ahora ya
sabemos que queda mucho más de lo que pensábamos por hacer. Queda casi
todo.
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Laura Zorrilla es filóloga románica, posgrado en Desarrollo de Proyectos Editoriales.
Editora y correctora. Ha desarrollado su labor en campos tan diversos
como la lexicografía, los textos científicos y médicos, o la literatura
de ficción. Es especialista en Literatura Española del Siglo de Oro,
ámbito en el que también ha trabajado como editora. Se adapta a todo.
Parece que has sido un encuentro bastante interesante. Una lástima que no haya podido asistir en esta ocasión. Tomo buena nota para posibles futuros encuentros similares.
ResponderBorrarMuchas gracias por la información.