sábado, 5 de julio de 2014

"¿Qué es la muerte?", por Carlos Martínez López

Colegas:

Nos comparte Carlos Martínez López la primicia del ensayo que escribió a partir del libro Concierto de Jerusalén, del poeta sirio Adonis, traducido por Fernando Cisneros y publicado por Praxis. Este libro se presenta el próximo martes 8 de julio a las 19:00 horas en Bellas Artes (en este enlace la invitación). En el ensayo de Carlos encontrarán los enlaces hacia los distintos textos y referencias que menciona. Que disfruten la lectura,

Lucrecia


 Adonis firmando un ejemplar de su libro


¿Qué es la muerte?
Reflexiones sobre la traducción de Concierto de Jerusalén de Adonis
Carlos Martínez López



¿Qué es la muerte?
vehículo que va y viene
entre el pecho de la mujer
y el de la tierra

¿Qué son las lágrimas?
guerra perdida por el cuerpo



Quise empezar con la traducción de estos versos ya que los sentidos se cruzan dramáticamente con un tema que me gustaría compartir con ustedes. Estos versos, y los que mencionaré después, fueron antes traducidos por la poeta franco-libanesa Vénus Khoury-Grata al francés desde el árabe, y retraducidos por mí al español, sé que es incorrecto pero espero no alejarme tanto del sentido como para que éste se haya esfumado por completo y logren transmitir algo similar al original, del libro Guide du voyage dans les forêts du sens, escrito por Ali Ahmed Said Esber, quien es una persona que no conoce el día exacto de su nacimiento. Él mismo dice que en esos tiempos no eran importantes las fechas, sino los acontecimientos, pero gusta de celebrarlo el 31 de diciembre.

Ali Ahmed Said Esber nació en el pequeño pueblo rural de Qasabin al noreste de Siria, en el seno de una familia campesina y pobre en 1930. Cuando los periódicos y revistas a los que enviaba sus primeros trabajos lo rechazaban sistemáticamente, él mismo decidió terminar con la personalidad de Ali Ahmed Said Esber y empezar a firmar con el pseudónimo de Adonis, entonces el mítico nombre fue para él un salvador, y nació así la figura del poeta a costa de su mismo creador.

Sobretodo poeta, pero también ensayista, traductor, crítico literario, historiador, periodista, editor y contador de historias, al estilo más puro de las historias del mundo árabe, Adonis, me enteré con mucho dolor hace unos días, lleva un buen tiempo luchando una guerra y, encuentro que su camino, tal vez se cruza de alguna forma con el momento actual de mi padre. Al ser un motivo, y una motivación, tan personal buscaré la manera de entremezclarlos.

Es completamente normal que tengamos células cancerígenas en el cuerpo, el problema llega cuando se rompe el equilibrio entre las células “buenas” y las células “malas”, por decirles de alguna forma. Cuando se forma un tumor cualquiera puede quedarse ahí, como dormido y sin presentar síntomas durante años, creciendo. Cuando éste ha llegado a su tope viene un momento crucial, decisivo y determinante, las células de las que esta constituido pueden, o no, empezar a invadir otros órganos produciéndose así el fenómeno de la metástasis. El hecho de que haya metástasis, o no, en un tumor es la base de la diferencia entre un tumor maligno y otro benigno. Cuando no se presenta ningún tumor, y las células circulan libremente por el cuerpo a través de la sangre, lo llamamos leucemia.

El cáncer es un monstruo que sería difícil describir por su voracidad. Además del factor hereditario, se desarrolla más cómodamente en ambientes ácidos. Se alimenta de sal, azúcar, alimentos procesados, tabaco, grasas animales, conservadores, y como postre gusta de malos pensamientos. Un monstruo contra el que es muy difícil luchar. Es probable que en esta época se registre a nivel mundial uno de los momentos más complicados en lo que al cáncer se refiere. Imagino que la gente de antes moría y no sabíamos precisamente de qué, por la falta de avances científicos, decíamos neumonía, hepatitis, cirrosis, derrame cerebral, probablemente. Lo que es seguro es que el cáncer se desarrolla mejor en ambientes ácidos y nuestra manera de vivir tal vez sea más propicia para su desarrollo. Coca-colas, leche procesada, frituras saladas en exceso, falta de cítricos naturales, demasiado aceite a veces no precisamente animal, comida enlatada, azúcar, y la enorme cantidad de estrés de nuestros tiempos es mi justificación para escribir esto, además de la contaminación ambiental, el estrés que produce la economía y el estar tan alejados de ambientes naturales. ¿Cómo explicamos que en la ciudad se registren más casos de cáncer que en el campo?

Por desgracia estoy al tanto del cáncer por vivir muy en contacto con él, por mi padre.



Adonis con Carlos Martínez López


¿Qué es el azar?
fruto del árbol del viento
cayendo de ellos mismos
entre tus manos

No puedo negar que mi relación con Adonis se dio por azar, ese fruto divino del viento, como él mismo lo diría. Gracias a haber logrado una muy buena relación con la Casa Refugio Citlaltépetl mientras cursé mi diplomado de traducción, en 2011 logré conocer al poeta sirio Alaaeddin Abdoulmoula, quien huía de la guerra civil que se desataría en Siria, cuando él solamente tenía una semana de haber llegado de aquel país, pasando por Egipto. Alaa, como afectuosamente le digo, fue testigo, con júbilo e ilusión, de las revueltas que trataban de derrocar el régimen de Hosni Mubarak, en la plaza Tahir en Egipto, justo antes de volar a México. Las protestas que vio Alaa llegaron justo después de las de Tunes, y desataron el mar de revueltas en toda esa parte del mundo. A ese movimiento lo llamamos primavera árabe. Por mi trabajo en la sección de noticias internacionales de Notimex yo estaba al tanto de la masacre que estaba por ocurrir y estaba más interesado que nunca por conocer algo más de aquella milenaria cultura, la siria, aunque había una barrera gigante, el lenguaje. Esa barrera fue rota cuando noté que mi perra, Gala, logra comunicarse sin poder hablar o, mejor aún, ¿cómo es qué hacen los mudos? Cuando comprendí eso la barrera se terminó.

Una afirmación como la siguiente no es conocida por todo el mundo, pero el catolicismo nació probablemente primero en Siria y de ahí fue exportado a Roma en los tiempos bíblicos. Por todas esas razones, además de tratar de hacer que cambiaran las ideas de Alaa distrayéndolo, visitando museos, escuchando conciertos, haciendo que él conociera la cultura mexicana, yo quería que él me concediera el privilegio de conocer un grano de arena de su gran cultura.

Con el fin de asistir a la inauguración del Festival Internacional de Poesía y Prosa 2012, que incluía ese año la lectura de Juan Gelman y a Enrique Serna, entre muchos otros como Eraclio Zepeda y, el australiano, DBC Pierre, y además al poeta Adonis como uno de los principales invitados, quedé de verme con Alaaeddin para ayudarlo a arreglar su computadora y en seguida ir a ver la primera presentación de Adonis en México. Cuando llegué a buscarlo a la Casa Refugio los encontré comiendo: Alaaeddin Abdoulmoula, Phillippe Ollé-Laprune y, al más grande poeta del mundo árabe en la actualidad, Adonis.

La empatía con él fue inmediata ya que Adonis domina el francés y podíamos comunicarnos muy bien. Al día siguiente, le hice una de las entrevistas más grandes en mi trayectoria, la cual logré publicar en Notimex, en la sección Cultura, y que fue retomada por muchos medios nacionales. Durante la entrevista nos hicimos amigos, es definitivo. Me obsequió el libro que cito al principio, que es sin duda el libro más grande que yo puedo tener. Toda la semana que duró el festival pude ir a compartir momentos mágicos a su lado. Él disfrutaba mucho contarme historias, como un contador de leyenda, y disfrutaba verme tan interesado en lo que decía. Fueron sin duda días de una larga entrevista.

Sobre México me dijo que hay una relación histórica entre los pueblos árabes y los del país, a través de Andalucía, en España. Me comentó que hay una gran civilización aquí. Él estaba muy emocionado ya que pudo visitar el Museo Nacional de Antropología. Él salió de ahí realmente muy sorprendido de la cultura maya y además encontraba un lazo con los inmigrantes libaneses. Entonces para él, hay algo en común en la historia de los pueblos árabes y los mexicanos.

Cuando hablamos de la revolución, me regaló otro libro México: Fotografía y revolución, sin estar esta vez dedicado por el autor aunque lo guardo en mi corazón. Sobre este apasionante tema, me dijo que para él ésta ocasiona simplemente un cambio de régimen político, entonces para que la revolución realmente llegue es necesario cambiar el sistema político y cultural, para así lograr conformar una nueva sociedad. Subrayó que en los países árabes solamente se busca cambiar a los líderes políticos o dinastías y por lo tanto no es realmente una revolución. “Hay que construir, hay que crear el futuro, hay que ser revolucionarios”, me dijo.

Sobre si la cultura puede cambiar el mundo me dijo que ella no puede por si sola pero puede ayudar mucho a hacer cambiar las perspectivas, para volverse más humanas entre el hombre y el otro. Lo cito de nuevo, “la cultura puede crear una nueva imagen del mundo y los hombres de la política podrían inspirarse de esta nueva imagen para construir un mundo nuevo”.

Me hizo mucha insistencia sobre la importancia de la convivencia entre las culturas “esencialmente estamos ligados al otro. El otro no es solamente un elemento para dialogar e intercambiar, el otro es un elemento constitutivo del yo”. El yo, en efecto, no puede existir sin el otro, entonces la interculturalidad es crear, es aceptar, relaciones nuevas entre los pueblos y las culturas.

Es seguro, le pregunté sobre la posibilidad de ser galardonado con el Premio Nobel de Literatura y me dijo muy serenamente, pero con una sonrisa que “del Nobel no podemos hablar, ni siquiera pensar. Si el premio llega, llegará”.

Hablando sobre su proceso creativo para escribir poesía, me dijo que la poesía llega así, sin ninguna planificación y que no se puede pensar ”voy a escribir un poema. La poesía llega a espontáneamente y cuando pensamos escribirla rompemos esa espontaneidad”. Me dijo que él siempre ha tenido un horizonte, e intenta alargar ese mismo horizonte.


Adonis con Alaaeddin Abdoulmoula



¿Qué es el poema?
niño que se burla indefinidamente

¿Qué es la poesía?
buque que navega
hacía ningún puerto



Tuve también la bendita oportunidad de entrevistar a Selma Ancira, quien ha traducido, entre otros, a Pushkin, Tolstói, Marina Tsvietáieva, y, junto a Francisco Segovia, al Nobel griego Yorgos Seferis. Selma me comentó que nunca ha estudiado traducción, que nunca ha pisado un aula en la que se explique cómo traducir sino que se hizo traductora traduciendo, enseguida comentó que los autores te soplan, te dicen al oído, como quieren ser traducidos, y que el traductor tiene la libertad de enfocarse sobretodo al sentido o enfocarse sobretodo al sonido. Ella me comentó que cuando uno aborda un texto, cuando uno lo lee y lo aborda, uno no sabe a dónde te va a llevar, o cómo va a ir la traducción, es el propio texto quien lo va a ir indicando.

Asimismo, el escritor de poesía, traductor y profesor de traducción, nacido en Alejandría, Fabio Morábito, nos regaló con su texto “Poesía y traducción I: olvidar el original”, una invitación a la reflexión traductológica y en cuanto a lo que traducir poesía significa para él o tal vez para otros también.

Quisiera mencionar que hay buenos traductores que no conocen la lengua de la cual traducen, menciono el caso de Francisco Segovia, antiguo profesor, gran poeta, y amigo, quien se aventuró a hacer la traducción del primer poema escrito en la historia de la humanidad. Lo que él hizo para lograr esta proeza sin conocer el complejo sistema jeroglífico egipcio, fue buscar las versiones existentes de ese texto para cotejarlas y echando mano de sus dotes poéticos ofrecer su versión [aquí el enlace al ensayo]. Versificar, versificando mejor o peor que otros, eso lo decidirá únicamente el lector y los temibles críticos, que sobretodo no deben hacernos temblar jamás, ni tampoco sus críticas.

Cuando uno escribe o traduce en general lo hace por un gusto inexplicable, sin pensar en un solo destinatario, sino en un conjunto de estos. “Entonces, por interés de fidelidad, como usted dice, en el momento de dejar mi huella, no puedo sino volverla disponible para quien sea: no puedo siquiera dirigirla singularmente a alguien. Cada vez, por más fiel que queramos ser, estamos traicionando la singularidad del otro al que nos dirigimos. Con mayor razón cuando escribimos libros de gran generalidad: no sabemos a quien le hablamos, inventamos y creamos siluetas, pero en el fondo todo eso ya no nos pertenece. Orales o escritos, todos estos actos nos dejan, se ponen a actuar independientemente de nosotros.” (Jacques Derrida. Aprender a vivir por fin, traducido por mí y publicado por la Casa Refugio Citlaltépetl, considerado el libro póstumo de Derrida, cuya publicación fue el trabajo final del diplomado de traducción que tuve la oportunidad de cursar).

En efecto, si los mismos sentimientos que transmite el poema, que por definición un poema debe transmitir en la lengua de partida y éstos son reproducidos de una nueva forma en la lengua de llegada, podemos llamarlo una traducción acertada. Claro, hay que tener en cuenta que en la traducción de poesía el fruto del mayor de los esfuerzos será simplemente una versión más, entonces, ¿un nuevo poema? o ¿varios nuevos poemas?

En la traducción de poesía, un poeta es una persona que maneja muy atinadamente la lengua, entonces es perfectamente capaz de reproducir ese mismo efecto que percibió en la lengua de partida en la lengua que domina a la perfección. Lo que hace Segovia es fuera de serie, traduce a partir de lenguas que no conoce ni siquiera cercanamente y abre una pregunta más. ¿Es apropiado el método? ¿Se acerca al original?

Para mí, es seguro que sí. Si varios egiptólogos, para este ejemplo concreto, expertos en jeroglíficos, se han dado ya la tarea de interpretar los signos y han ofrecido ya sus versiones, podemos dar estas interpretaciones como válidas, ya que son varios los que traducen lo mismo sobre un tal o cual jeroglífico. No veo entonces problema en que un experto de la lengua las coteje y ofrezca una nueva versión. Interpretación es la palabra clave y es ahí donde está todo el meollo de la traducción, al menos de la de poesía, aunque para las de prosa también es válida.

¿Habrá contrasentidos en esa versión? Esa sería una pregunta que no tendría respuesta a menos que pudiéramos preguntarle al escritor del original, fallecido con 3000 años de anterioridad para el ejemplo del querido Pancho, sinceramente sería ridículo preguntárselo. Nosotros los traductores de literatura soñamos con traducir a un autor y con él mismo resolver varias preguntas que siempre habrá. Desafortunadamente no siempre es posible cumplir el querido objetivo y es ahí donde se echa mano de lo más indispensable para la traducción, la interpretación.

Por otro lado, los lingüistas, personas que traducen muy a menudo y ven la traducción como una rama de la lingüística aplicada, escriben un tanto mal, se aferran al sentido más estricto y el resultado es la perdida enorme de la intensión poética. Yo creo que los traductores están más del lado de los escritores que del de los lingüistas, es conveniente, por supuesto, darles también a ellos ese tipo de formación para obtener mejores traducciones al final del camino.

En la poesía, toda traducción es una versión, y estoy seguro que así lo es para textos de cualquier tipo. Hablando de poesía, el poeta maneja a su gusto la lengua, con ella él es capaz de encontrar música en un texto, de crear figuras, de hacer que simples letras transmitan sentimientos, de hacer arte con las palabras. Cabe mencionar que hay algunos que consideran que no es necesario escribir un poema para hacer poesía.

Asimismo algunos lingüistas, sueñan con un traductor electrónico vía Google que sea capaz de traducir poesía, por ejemplo el articulo que encontré, cito su título, “Google intenta que la inteligencia artificial traduzca poesía” y sueñan con crear con la traducción un sistema que volvería a las computadoras tan inteligentes como los humanos, a mi parecer, aún imposible para la época actual, sin descartar que en un futuro tal vez se pueda lograr y nos quedemos sin trabajo desafortunadamente. Cito entonces el articulo antes mencionado “la mayor dificultad de la traducción de la poesía consiste no tanto en reconocer la medida del verso, combinar rimas o encontrar un sentido exacto, sino preservar el sentimiento expresado en las palabras”.

En resumen, encuentro una gran similitud en los métodos de Segovia y de Morábito para traducir poesía, es entonces una postura traductológica y soy partidario de ella, ya que como decimos: traducir es escribir, también es crear, aunque tal vez recrear sería aquí la palabra más apropiada.

“Yo creo que cada traductor interpreta el texto a su manera y todos tenemos derecho a realizar una nueva interpretación. Justamente, creo que la traducción debe de ser un reflejo fiel del original, ésta debe de conservar la textura, los claro-obscuros, y mientras más fiel sea el reflejo más acertada es la traducción. El chiste de la traducción es que entre más invisible sea el traductor, creo, es mejor la traducción. Si tú te tropiezas y dices híjole, aquí se ve que el traductor no pudo traducir realmente bien, qué corra la frase, más bien que corra no, qué vuele, sobretodo si son versos, pero aún en prosa, es decir cuando la pluma ya vuela, cuando ya sientes que el lector no se tropieza, qué la traducción esta escrita en español como si tú lo hubieses escrito en la lengua de llegada, como les gusta decir, creo que ahí realmente se siente el buen traductor, el traductor que no se ve”, esta frase fue sin dudarlo una de las cosas que más me marcaron que me dijo Selma Ancira, aquella vez que tuve la oportunidad de entrevistarla.


¿Qué es la esperanza?
descripción de la muerte
en la lengua de la vida

¿Qué es la desesperanza?
descripción de la vida
en la lengua de la muerte



Para terminar quisiera compartir que la noche del 24 de mayo, fue la primera vez que leí la traducción de Fernando Cisneros del poema extenso “Concierto de Jerusalén” publicado por Praxis, que es cierto ya le pertenece. Yo me encontraba cuidando de noche a mi papá en el Centro Médico Nacional Siglo XXI, y si hubo algo que logró transmitirme este hermoso poema es tener fe en el día de mañana y por mi parte es mejor dejar opinar a todos los demás. De mi lado, al reunir toda la teoría antes mencionada, se me hizo un poema tan bello en español que por un segundo olvidé el temblor de 5.8 grados de aquella noche, y que a mi padre le acababan de extirpar un tumor tan grande como una bola de billar, junto con su riñón.


Fotografías proporcionadas por el propio Carlos Martínez López.

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