Nos comparte Arturo Vázquez la siguiente entrevista que le hizo Roberto Pliego a Vincent Péllisier, quien estará hoy en el IFAL, conversando con Philippe Olé-Laprune acerca de literatura y revistas literarias. La entrevista apareció en Laberinto, el suplemento cultural de Milenio. Ojalá puedan asistir al evento esta tarde en el IFAL, más detalles aquí. Saludos,
Lucrecia
De
visita en México, el director de la publicación francesa reflexiona
sobre la función y la complejidad de las empresas culturales
Por: Roberto Pliego
Vincent Péllisier es fundador y director de Fario, una revista semestral que nació en París en 2005; enemiga de los tiempos mercantiles de publicación y ajena a los gustos bendecidos por los
grandes distribuidores, se especializa en arte y literatura. El 29 de
mayo, en la librería Rosario Castellanos, sostendrá una charla con
Armando Pinto, director de la revista Crítica, una
ventana a la poesía, el ensayo, el cuento. Péllisier reflexiona aquí
sobre el papel de las revistas literarias, el buen tono editorial y la importancia del intercambio entre voces de diferentes idiomas.
¿En su opinión, cuál es la función de una revista literaria en la actualidad?
Es difícil conocer el estado de las revistas literarias. Tienen un grupo de lectores bastante limitado (me
refiero a las que publican textos originales, las llamadas “revistas de
creación”, las cuales son muy diferentes a las que reproducen una
realidad prefa- bricada). Las revistas, por un lado, pueden y deben contribuir al descubrimiento de autores nuevos así como permitir que jóvenes escritores vean sus textos impresos antes de que publiquen libros; y, por el otro lado, deben proponer un “tono”, cierta perspectiva
sobre la literatura y por lo tanto sobre el mundo, sobre el tiempo
presente del mundo. La literatura tiene como esencia expresar el
presente, aunque sea de manera indirecta, sin la preocupación de ser
parte de la “modernidad” ni mucho menos de la actualidad. Hoy, en
Francia, a pesar de décadas de arrogancia teórica, existen aún algunas revistas atentas a lo que se llama el “tono” de la escritura, a la presencia y a la particularidad de las diferentes voces. En cierta medida, a confirmarse caso por caso, las revistas tienen un poco más de libertad en la elección de textos que una casa editorial. Esto significa una verdadera independencia, independencia que no se limita a aspectos institucionales y económicos sino que sobre todo debe ser defendido en el espíritu.
Considerando los problemas de difusión, ¿cree que ésta sea la manera de poner en circulación textos “exigentes”?
Repito, la difusión es pequeña. Mido la circulación con poca precisión. Uno se pregunta si las revistas conocidas como “exigentes” no son leídas únicamente por los escritores que reconocen en ellas cierto ideal. Sin embargo, se puede decir que estas revistas contribu- yen a unir de manera muy informal a ciertas familias, agrupaciones. A raíz de su pregunta me cuestiono dónde se encuentra la llamada “exigencia” que algunos reclamamos con tanta facilidad. ¿Qué le pedimos al texto literario: la identidad de un estilo, la fuerza de una visión? Sí, pero sostengo que lo más valioso y difícil de encontrar es la capacidad de generar en el lector sentimiento y comprensión, simultáneamente.
Me parece que ahí está el punto clave del “asunto” literario. La verdadera exigencia es confiar en las palabras; y por ende salir de los puntos de vista prefabricados, de los estereotipos dominantes, del discurso. La “circulación” de los textos es posible, es misteriosa y exige tiempo.
¿Dónde coloca la traducción?
Es muy importante. Publicamos autores de todas las épocas y de diferentes idiomas; por lo menos lo intentamos. No escondemos el hecho de que el encuentro con escritores extranjeros depende en gran medida de los traductores quienes hacen, a contracorriente, el verdadero trabajo de explorar las literaturas de otros países. En el terreno de la traducción hay un elemento de construcción y otro fortuito. Me permito agregar que en Fario siempre publicamos la poesía en versión bilingüe, aunque la lengua de origen sea poco conocida.
¿Cómo combina el trabajo de la revista con el de la casa editorial?
La publicación de los libros parece una consecuencia natural de la publicación de la revista. En cierta manera, algunos
libros nacen en la revista, por ejemplo con la difusión de un primer
fragmento. A veces el hecho de publicar un capítulo traducido de un
libro nos da el impulso para sacar el libro completo. En cambio, los
procesos de elaboración de una revista y de la edición de un libro son muy diferentes, manejan tiempos distintos.
Una revista se parece un poco a un sacer- docio: exige continuidad,
lazos regulares y de largo alcance con los escritores, traductores o
especialistas de la obra de la cual se publicará la versión inédita.
¿Cómo podemos imaginarnos las colaboraciones entre revistas de países e idiomas diferentes?
En verdad desconozco esta experiencia. Solo sé que entre Fario y otras revistas francesas existe una especie de solidaridad, acaso complicidad, y un intercambio de lecturas. Me imagino que esto puede suceder con revistas en diferentes idiomas. Podemos no solo compartir
una experiencia o un ideal sino también la admiración por ciertos
autores; y esto podría ser la fuente para iniciar traducciones mutuas.
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Traducción de Valentina Ortiz
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