aquí debajo reproduzco un artículo tomado de http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.mx/, reproducido por Jorge Fonderbrider, el miércoles, 18 de septiembre. Creo que se trata de un buen artículo, que, como actores en este desafiante transitar del oficio, nos permite llevar a cabo un ejercicio de reflexión, en torno al "Soñar con la categoría del coautor". Espero y lo disfruten.
Saludos cordiales,
Jorge Pérez Arteaga
Breve semblanza currícular:
Olga Sánchez Guevara cursó Licenciatura en Lengua Alemana en la Universidad de La Habana, en Cuba. Su trayectoria laboral es variada y muy rica. A la fecha se desempeña en el campo laboral como escritora y traductora independiente. Es profesora adjunta de la Facultad de Artes y Letras en su alma mater. Entre otros ha traducido narrativa, poesía, teatro y ensayos de diferentes autores sobre una gran variedad de temas; literatura, arte, entre otros. De igual manera ha traducido libros para niños y jovenes.
Su obra:
- Viamontes: el último vuelo, testimonio, Editorial Ácana, Camagüey, Cuba, 2003, reimpresión en 2004.
- Cartas de la nostalgia, prosa breve y relato, Ediciones Bayamo, Bayamo, Cuba, 2004.
- Conversación con ángeles, Editorial Ácana, Camagüey, Cuba, 2005.
- Ítaca, poesía, Fundación Sinsonte, Zamora, España, 2007.
- Óleo de mujer junto al mar, novela, Ediciones Unión, La Habana, 2007.
Premios y reconocimientos:
- En 1997 recibió la Medalla “Raúl Gómez García”, por 20 años de trabajo en el sector de la Cultura.
- En 1997, 1998 y 2006 recibió premios del Consejo de Traductores Literarios de la república de Austria, por su actividad como traductora.
- En el 2000 recibió el Premio Nacional de Traducción Literaria “José Rodríguez Feo”, de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).
Soñar con la categoría de coautor
El 29 de agosto de 2013, Olga Sánchez Guevara publicó en Cuba Literaria el siguiente artículo sobre traducciones de textos poéticos del alemán al castellano. Lo reproducimos a continuación
Algunas consideraciones sobre la traducción de textos poéticos*
La traducción es una empresa difícil. Me pregunto si no es más difícil que escribir literatura y ser original. Escribir versos o prosa se le da a uno, o no se le da; la traducción es un escrutinio constante y un cacheo pesado de los conocimientos, de la imaginación y de la honradez intelectual. (…)
Sería fácil multiplicar los ejemplos e insistir en las dificultades con que se enfrenta cualquier traductor. Sólo señalaré dos problemas comunes y fáciles de comprender. Las traducciones de versos tropiezan con el escollo, a veces insalvable, de la fidelidad a la forma métrica del original, acrecentado con otro escollo mayor, que es la fidelidad a la rima. Esta doble dificultad desespera a todos los poetas, incluso a los que escriben en su propia lengua, de modo que me parece inútil insistir. (…)
Afortunadamente, hay muchos grandes traductores. Los grandes traductores son siempre los que ejecutan un trabajo que les ha prendado y sueñan con llegar a la categoría de coautores.1
He citado in extenso a Alejandro Cioranescu —quien, además de investigador y especialista en literatura comparada, fue traductor y profesor universitario en España— porque sus palabras honran a quienes compartimos este mester de mediación intercultural que es la traducción, y sirven para introducir el tema particular de la traducción de poesía.
Por sus peculiares características y las dificultades que surgen en el proceso de su realización, la traducción de textos poéticos requiere una cierta flexibilidad metódica; ello significa, entre otras cosas, que en esta modalidad traduccional se pueden permitir determinadas libertades, como, por ejemplo, la neutralización u omisión de palabras, así como la adición de palabras que permitan mantener el ritmo o la rima, todo ello, procurando apegarse lo más posible al texto de partida. La sola creatividad no basta: es necesaria la intuición de un lector profundo y comprometido, la experiencia de un profesional competente que sepa decidir lo más conveniente en cada caso.
Para traducir poesía
Ante todo, el traductor deberá poseer conocimientos sobre las formas y peculiaridades de la escritura poética en ambos idiomas, el de partida y el de llegada. Además, es importante tomar en cuenta lo siguiente:
Realizar un análisis profundo y detallado del texto de partida: se debe analizar el poema desde diferentes puntos de vista, leerlo varias veces para poder entenderlo e interpretarlo.
Identificar expresiones que pueden conducir a problemas específicos de traducción: hay que atender a todas las sutilezas lingüísticas, alusiones culturales, formas de expresión, etc. En el análisis del contenido se debe prestar atención a las palabras claves.
Atender a la forma (estructura, división en versos y estrofas, esquema métrico, ritmo, sonoridad): en el análisis formal, se debe tratar de abarcar todas las características formales del poema.
Como antes de toda traducción de literatura, debe ubicarse el poema en tiempo y espacio, buscar datos biográficos del autor: solo dentro de su contexto histórico-cultural, se podrá traducir correctamente un texto literario.
Problemas relacionados con recursos literarios, rima y ritmo
Las metáforas
Uno de los recursos más usados en la poesía es la metáfora. Para algunos autores, las metáforas son símiles abreviados (el símil sin el como). María Moliner plantea que la metáfora «consiste en usar las palabras con sentido distinto del que tienen propiamente, pero que guarda con éste una relación descubierta por la imaginación: perlas de rocío, la primavera de la vida».2
El teórico literario Rolf Kloepfer3 afirma que las metáforas se pueden traducir sin mayores complicaciones: «Mientras más audaz y libre, mientras más original sea una metáfora, más fácilmente se puede repetir en otras lenguas». Por supuesto, esto puede ser cierto cuando en el poema aparecen metáforas que tienen una equivalencia directa en la lengua de llegada y «se dejan traducir» fácilmente. Pero hay metáforas muy problemáticas, porque no aparece para ellas una equivalencia correcta en la lengua de llegada: se sirven de imágenes con distintos significados en las culturas de partida y de llegada, y comportan el riesgo de conducir a errores o malentendidos.
Los símbolos
María Moliner define el símbolo como una «cosa que representa a otra convencionalmente», y cita como ejemplos: «La azucena es símbolo de la pureza, la rama de olivo es símbolo de la paz».4 En concordancia con su significado originario, un símbolo como signo consta de dos partes: la primera es una imagen, algo visible o imaginable (digamos, la azucena, la paloma). Esa imagen adquiere su sentido o significación porque está referida a una segunda cosa que puede ser una idea, un concepto abstracto, una afirmación o algo que es imposible expresar y que es «sensorializado» por la imagen (la pureza, la paz).
La inadecuada traducción de un símbolo puede conducir a un malentendido del poema (u otro texto) en otras culturas, pues los símbolos se pueden interpretar de múltiples formas. Los hay que son comprensibles para todos, porque son parte de un acervo común: por ejemplo, la simbología de los colores, el negro para el luto, el verde para la esperanza. Esto es común a las culturas occidentales; sin embargo, para los chinos el negro no es un color luctuoso y sí lo es el blanco. Es importante tomar en cuenta que un mismo símbolo puede tener diversas interpretaciones en distintas culturas.
Rima y ritmo.
Según algunos teóricos, si en un poema rimado no se traduce la rima, se traiciona el texto original y se engaña al receptor que no conoce la lengua de partida. Sin suscribir tales extremos —cualquiera que haya traducido poesía alguna vez sabe que, en ocasiones, hay que llegar a un «compromiso» entre el contenido y la forma del poema—, diremos que el traductor debe intentar reproducir, en el texto de llegada, al menos un ritmo semejante al del original, en caso de que no sea posible mantener la estructura rimada. Para esto hay que apoyarse en el conocimiento y la aplicación de la métrica y otros recursos poéticos. A continuación traemos dos ejemplos de poemas rimados traducidos, en los cuales se han empleado diferentes vías para solucionar las dificultades mencionadas.
Imitación y traducción
En el siglo XIX se les llamó imitaciones a aquellas versiones en las que el traductor, como vía para resolver los problemas planteados por la traducción poética, optaba por recrear muy libremente el poema original. Veamos la que realizara el intelectual cubano Enrique José Varona sobre un poema de Goethe:5
Gefunden (Ich ging im Walde)
Ich ging im Walde
So fürmich hin,
Um nichts zu suchen,
Das war mein Sinn.
So für
Um nichts zu suchen,
Das war mein Sinn.
Im Schatten sah´ich
Ein Blümchen stehn,
Wie Sterne leuchtend,
Wie Äuglein schön.
Ein Blümchen stehn,
Wie Sterne leuchtend,
Wie Äuglein schön.
Ich wollt´es brechen,
Da sagt´es fein:
“Soll ich zum Welken.
Gebrochen sein?”
Da sagt´es fein:
“Soll ich zum Welken.
Gebrochen sein?”
Ich grub´s mit allem
Den Würzlein aus,
Zum Garten trug ich´s
Am hübschen Haus.
Den Würzlein aus,
Zum Garten trug ich´s
Am hübschen Haus.
Und pflanzt es wieder
Am stillen Ort;
Nun zweigt es immer
Und blüht so fort.
Am stillen Ort;
Nun zweigt es immer
Und blüht so fort.
Ich ging im Walde
Fuime a la selva,
No sé por qué:
Nada buscaba,
Mucho encontré.
No sé por qué:
Nada buscaba,
Mucho encontré.
En un boscaje
Hallé una flor
Que me miraba
Con luz de amor.
Hallé una flor
Que me miraba
Con luz de amor.
Quise arrancarla;
Díjome así:
“¿Mustia me quieres?
Déjame aquí”.
Díjome así:
“¿Mustia me quieres?
Déjame aquí”.
Toda la planta
Desarraigué,
Junto a mis rejas
La coloqué.
Desarraigué,
Junto a mis rejas
La coloqué.
Como en la calma
De esta mansión,
Crece y perfuma
Mi corazón.
De esta mansión,
Crece y perfuma
Mi corazón.
El esquema de rima del poema en alemán es abcb y la cantidad de sílabas es 5/4/5/4. El traductor cubano se propuso reproducir el mismo esquema de la rima del texto original. En el texto de llegada, la cantidad de sílabas por estrofa es como sigue: primera estrofa, 6/5/5/5; segunda, 4/5/5/5; y en las tres últimas, 5/5/5/5. La estructura del texto de llegada es muy similar a la del de partida, aunque algunas palabras del poema en español sean más largas que en alemán.En cuanto a la forma, la traducción de Varona procura mantener la medida del original en sus versos, de arte menor, distribuidos en cuartetas con rima consonante, donde el segundo verso rima con el cuarto.
«Ich ging im Walde / So für mich hin, / Um nichts zu suchen, / Das war mein Sinn». «Wald»: ¿selva o bosque? El sentido del último verso de esta primera estrofa no es transmitido por la traducción; la variante «Mucho encontré» ha sido añadida; pero, de ese modo, se logra mantener la rima y no varía el sentido del poema en su totalidad.
En español, se sustituye «Im Schatten» por «En un boscaje», mientras que los últimos dos versos: «Wie Sterne leuchtend / Wie Äuglein schön» se vierten en «Que me miraba / Con luz de amor». En ambos casos, el traductor ha recurrido a aproximaciones muy libres y creativas que mantienen rima y ritmo semejantes a los del original.
Las equivalencias para la estrofa «Ich wollt’ es brechen, / Da sagt’ es fein: / “Soll ich zum Welken / Gebrochen sein?”» se acercan más al texto de partida: «Quise arrancarla; / Díjome así: / “¿Mustia me quieres? / Déjame aquí”». «Ich grub’s mit allen / Den Würzlein aus, /Zum Garten trug ich’s / Am hübschen Haus».
El traductor elige el verbo «desarraigar», que le permite prescindir del sustantivo «Würzlein» (raicilla), mientras que «Zum Garten trug ich´s / Am hübschen Haus» se sustituye en por «Junto a mis rejas / La coloqué», otra aproximación en que se relacionan rejas y jardín (imaginando el jardín rodeado por una verja).
«Und pflanzt es wieder / Am stillen Ort; / Nun zweigt es immer / Und blüht so fort». Aquí desaparecen los verbos «pflanzen», «zweigen» y «blühen», cuyo sentido es resumido en «Crece y perfuma», y «Ort» se concreta en «mansión», añadiéndose «Mi corazón», por razones de ritmo y rima.
La traducción es tan libre que puede ser considerada como una imitación o un nuevo poema («Nachdichtung», se dice acertadamente en alemán) inspirado en la idea de Goethe, pero que no deja de reflejar el sentido profundo del original, manteniendo, además, una estructura poética muy similar a la de aquel.
Por su parte, el poeta y traductor español Federico Bermúdez-Cañete realiza una versión del «Liebes-Lied» de Rilke:
Liebes-lied6
Wie soll ich meine Seele halten, dass
sie nicht an deine rührt? Wie soll ich sie
hinheben über dich zu andern Dingen?
Ach gerne möcht ich sie bei irgendwas
verlorenem im Dunkel unterbringen
in einer fremden stillen Stelle, die
nicht weiterschwingt, wenn deine Tiefen schwingen.
Doch alles, was uns anrührt, dich und mich,
nimmt uns zusammen wie ein Bogenstrich,
der aus zwei Saiten eine Stimme zieht.
Auf welches Instrument sind wir gespannt?
Und welcher Geiger hat uns in der Hand?O süsses Lied.
sie nicht an deine rührt? Wie soll ich sie
hinheben über dich zu andern Dingen?
Ach gerne möcht ich sie bei irgendwas
verlorenem im Dunkel unterbringen
in einer fremden stillen Stelle, die
nicht weiterschwingt, wenn deine Tiefen schwingen.
Doch alles, was uns anrührt, dich und mich,
nimmt uns zusammen wie ein Bogenstrich,
der aus zwei Saiten eine Stimme zieht.
Auf welches Instrument sind wir gespannt?
Und welcher Geiger hat uns in der Hand?O süsses Lied.
Canción de amor
¿Cómo he de sujetar el alma, para
que no roce la tuya? ¿Cómo alzarla
por encima de ti, hacia otras cosas?
Ay, quisiera ocultarla cerca de algo
perdido por lo oscuro, en un extraño
paraje silencioso, que no vibre
cuando tu hondura vibra.
Pero cuanto nos roza, a ti y a mí,
nos arrastra a los dos, igual que un golpe de arco
sacando de dos cuerdas una nota.
¿En qué instrumento se nos ha tensado?
¿Cuál es el violinista que nos pulsa?
Oh dulce canción.
que no roce la tuya? ¿Cómo alzarla
por encima de ti, hacia otras cosas?
Ay, quisiera ocultarla cerca de algo
perdido por lo oscuro, en un extraño
paraje silencioso, que no vibre
cuando tu hondura vibra.
Pero cuanto nos roza, a ti y a mí,
nos arrastra a los dos, igual que un golpe de arco
sacando de dos cuerdas una nota.
¿En qué instrumento se nos ha tensado?
¿Cuál es el violinista que nos pulsa?
Oh dulce canción.
En su versión, Bermúdez-Cañete opta por trasladar con un máximo de fidelidad el contenido del poema original. Alterna endecasílabos con heptasílabos, y renuncia a la rima pero conserva el ritmo; para ello, en los versos (5-6-7) mueve de uno a otro verso la forma verbal «vibre» y los adjetivos «extraño» y «silencioso», mientras evita la reiteración del «que» en dos versos seguidos, al introducir con acierto en (10) el gerundio «sacando». Solo en (11), al traducir «Und welcher Geiger hat uns in der Hand?» por «¿Cuál es el violinista que nos pulsa?», creo que se aleja innecesariamente del original; sería más exacto: «¿Qué violinista nos tiene en su mano?», y seguiría manteniéndose el ritmo del poema, cuya versión considero muy bien lograda, a pesar del detalle señalado.
Notas:
* Mi agradecimiento ala Lic. Eilyn Perdomo por permitirme utilizar fragmentos de su trabajo de curso del 4º año de la licenciatura en Lengua Alemana.
* Mi agradecimiento a
1- Alejandro Cioranescu, en: httpdescargas.cervantesvirtual.
2- María Moliner: Diccionario de uso del español, Editorial Gredos, Madrid, 1987.
3- Rolf Klöpfer: Die Theorie der literarischen Übersetzung. Romanisch-deutscher Sprachbereich, Fink Verlag, Munich, 1967.
4- María Moliner: : ob. cit.
5- Tomado de Francisco Díaz Solar: Las letras alemanas en el siglo XIX cubano, Editorial Letras Cubanas, La Habana , 2004.
6- El poema y su traducción fueron tomados de Rainer Maria Rilke: Poesía amorosa (edición bilingüe con selección, traducción, prólogo y notas de Federico Bermúdez-Cañete), Ediciones Hiperión, Madrid, 2000.
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