viernes, 18 de enero de 2019

Perder el Nobel: sobre lo que (no) traducimos

Queridos colegas:

Nos comparte Iván García (quien, por cierto, es uno de los participantes de este año en el Programa Looren América Latina) un extracto del ensayo Perder el Nobel de Laura Esther Wolfson traducido y prologado por Marta Rebón y publicado en la revista La Tempestad. El libro lo acaba de publicar la editorial queretana Gris Tormenta en su colección Editor y lo presenta como "una historia sobre el oficio de la traducción, la fuerza de la literatura rusa y el significado de la pérdida".

Perder el Nobel
 
[...] Terminé las páginas y las dejé a un lado. Cuando volví a ellas unos días más tarde, me sentí desconcertada: ¿Qué le había hecho a Svetlana? Todo en mi interpretación era correcto, pero nada estaba bien. Una vez más me sorprendió lo difícil que es encontrar equivalencias entre el ruso y el inglés. Muchas frases rusas carecen de un sujeto gramatical reconocible. ¿Quién está realizando la acción? Eso tiene sentido en el mundo de habla rusa, donde las fuerzas impersonales han dominado desde tiempos inmemoriales, decidiendo destinos y disponiendo con impunidad de seres pequeños e impotentes.
 
En inglés, eso genera lagunas incomprensibles. Pero si el sujeto no se precisaba en el texto original, ¿quién era yo para nombrarlo en mi traducción? En ruso, todo el mundo entendía quién estaba haciendo qué. Abundaban las pistas; las conexiones sin especificar estaban inexplicablemente claras. Pero lo que en ruso se leía como convincente y meramente elíptico, en inglés se convertía en un montón de cosas insustanciales e incongruentes. En ruso, había un hondo y estrecho pozo de significado en ese pequeño espacio blanco que hay entre el punto final al término de una oración y la letra mayúscula con que se iniciaba la siguiente. Podría caerme en uno de esos pozos y no volver a salir nunca
 
Rechacé el proyecto alegando problemas de salud.
 
Leer todo el extracto en La Tempestad.
 
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