el poeta fue testigo de las épocas mas difíciles de la china del s. xx.
Radina Dimitrova
Estas versiones al
español de los poemas de Bei Dao se generaron a partir de una
inesperada y muy grata invitación. El profesor Chen Yong de El Colegio
de México me propuso traducir unos cuantos poemas del célebre poeta
chino y fungir como intérprete durante su presentación en el Colmex,
evento con el que se inauguró el Encuentro Internacional de Poesía
Ciudad de México, celebrado el pasado mes de noviembre de 2014. Asumir
este reto implicaba volver a sumergirme en la así llamada “poesía
obscura”, la cual había conocido en las clases de literatura china
moderna en la Universidad de Sofía, Bulgaria. Aquel roce temprano con
el arte de Bei Dao me había producido una sensación de delgadez y
firmeza, de translucidez y ansiedad; como si se tratara de una telaraña
que permite mirar a través de ella pero no traspasarla y que acecha al
lector. Era como observar las fabulosas flores que forma el hielo sobre
una ventana escarchada, viendo al mismo tiempo el triste panorama
detrás. La poética de Bei Dao alude a la realidad de una manera irreal,
tal vez como una reacción personal contra la brutalidad y el absurdo
que fueron el centro de la vida social durante su juventud.
Bei Dao nace unos meses antes de la fundación de la
República Popular China, en 1949, lo cual le da el privilegio, pero
también lo condena, a ser testigo de las décadas más difíciles que
atraviesa su país durante el siglo XX:
desde el Gran Salto Adelante (1958–1961), a través de la Gran
Revolución Cultural Proletaria (1966–1976), hasta la apertura de China
en los años ochenta. La vida personal de Bei Dao se desarrolla acorde
con la marea política, hasta que durante la Revolución Cultural aflora
su creciente desengaño ante las manipulaciones del poder y la violencia
social. El joven poeta, cuyo verdadero nombre es Zhao Zhenkai –donde zhen significa “estremecer” y kai
“abrir”– irónicamente se desilusiona, tanto de los temblores
revolucionarios como de la apertura parcial. Empieza a desarrollar su
talento poético desde inicios de los setenta; a finales de esa década su
trabajo literario culmina con la revista Hoy, que edita de
manera no oficial durante casi dos años junto con sus compañeros
literatos. Uno de ellos le pone al azar el pseudónimo Bei Dao, “Isla
del norte”, el cual evoca paralelos con las legendarias islas en los
mares al este de China, habitadas por seres inmortales. Pero al norte
del país no hay mar. Este seudónimo sería el triste augurio del exilio
de Bei Dao después del trágico 1989. Durante casi treinta años, el
poeta vagará por Europa y EU. Una isla sin mar.
Aunque en aquel entonces usa muchos pseudónimos,
Bei Dao es identificado así porque con éste publica su impactante
poesía, denigrada y prohibida por las autoridades. Sus versos cruzan
espadas con el deforme lenguaje socialista y los ensordecedores lemas
políticos, atravesándolos silenciosamente e iluminando el vacío, el
dolor y la más recóndita tristeza en el corazón humano. Bei Dao
construye un nuevo lenguaje, misterioso y onírico, estructurado
mediante una sintaxis no convencional, altamente condensada, propia de
la poesía china clásica. Algunos críticos ven en todo eso una
complejidad artificial y que sólo pretende evadir la censura, pero el
mayor peligro –según ellos– consiste en los desafiantes mensajes: el
inquebrantable individualismo, la afirmación del mundo íntimo como
inviolable, la aspiración hacia una interconexión afectiva y no
política entre los seres humanos, etcétera. Dentro de una sociedad
uniformada y dominada por la propaganda omnipresente, la ambigüedad
intencional de Bei Dao, que siempre encamina al lector hacia
encrucijadas de interpretaciones, automáticamente generó desconfianza y
rechazo. En vez de intentar reconciliarse con su innegable talento, la
Patria –imagen muy recurrente en la obra del poeta– lo arranca de su
cuerpo y lo arroja fuera y lejos. Afortunadamente, no para siempre.
Un itinerario existencial
El imaginario enigmático y la ambigüedad
sintáctico-gramatical constituyen los dos mayores retos para el
traductor. Es una tarea casi imposible, desenredar la maraña de mensajes
que tantean al subconsciente, sin destruir su nitidez. Aún más, ¿cómo
trasmitirlos en otra lengua, desprovista del laconismo y abstracción
gramatical del chino? Igual que los sueños, la gran parte de los poemas
no contienen referencias al pasado, presente y/o futuro, y carecen
casi por completo de puntuación. Para resolver ciertas dificultades de
entendimiento, fueron de gran utilidad algunos poemarios bilingües de
Bei Dao, publicados por New Directions (Nueva York), donde las
traducciones al inglés se realizaron con la activa participación del
poeta.
La delgadez y la firmeza, que asociaba con la
poesía de Bei Dao, tomaron cuerpo al encontrarme con él en la entrada
del Colmex. Su enjuta silueta y distante mirada esbozaron a un
hermético Quijote, que ha podido sobreponerse –quizá más de una vez– al
dolor y hasta a la locura. Fue conmovedor presenciar y traducir su
plática, a lo largo de la cual desplegó, ante el público reunido en la
sala Alfonso Reyes, su accidentado itinerario existencial: los estudios
truncos por la Revolución Cultural, la liquidación de la revista Hoy,
el largo exilio, el matrimonio destruido, los recientes problemas de
salud y la consecuente dificultad para usar tanto el inglés como su
idioma materno. Habló con una franqueza propia del sufrimiento
auténtico, muy personal, pero también socialmente compartido. Su poema
“Fin o inicio”, de 1975, en el cual lamenta el asesinato del poeta
chino Yu Luoke, cobró vida y fuerza, resonando con el dolor de los
mexicanos por la actual tragedia de Ayotzinapa.
Como antecedente de la presente publicación se puede señalar la de La Jornada Semanal (25/II/2001),
donde aparecen cinco poemas tempranos de Bei Dao con una introducción
del profesor Romer Cornejo de El Colegio de México. La presente
selección busca resaltar las distintas voces de Bei Dao a lo largo de
su evolución como poeta.
1972-1978
Respuesta
Respuesta
La mezquindad es el salvoconducto del mezquino,
la nobleza el epitafio del noble.
Mira, en medio del aire chapado en oro,
atiborrados flotan los reflejos retorcidos de los muertos.
La Era de Hielo ha terminado,
¿por qué abundan los carámbanos?
El Cabo de Buena Esperanza fue descubierto,
¿por qué en el Mar Muerto contienden mil navíos?
Vine a este mundo
llevando nada más papel, cuerda y mi sombra
para poder, antes del juicio,
proclamar aquellas voces condenadas.
¿por qué abundan los carámbanos?
El Cabo de Buena Esperanza fue descubierto,
¿por qué en el Mar Muerto contienden mil navíos?
Vine a este mundo
llevando nada más papel, cuerda y mi sombra
para poder, antes del juicio,
proclamar aquellas voces condenadas.
Te digo, Mundo,
¡yo--no--cre--o!
Tal vez mil contrincantes yacen bajo tus pies,
entonces considérame el milésimo primero.
¡yo--no--cre--o!
Tal vez mil contrincantes yacen bajo tus pies,
entonces considérame el milésimo primero.
No creo que el cielo es azul,
no creo en el eco del trueno,
no creo que los sueños son falsos,
no creo en la muerte sin retribución.
Si el mar está destinado a romper diques,
que toda el agua amarga se vierta en mi corazón.
Si la tierra está destinada a encumbrarse,
que la humanidad vuelva a elegir una cima para su existencia.
Nuevas conexiones de vuelo y estrellas titilantes
suturan densamente el firmamento raso.
Son pictogramas de cinco mil años,
son las miradas fijas de los futuros hombres.
no creo en el eco del trueno,
no creo que los sueños son falsos,
no creo en la muerte sin retribución.
Si el mar está destinado a romper diques,
que toda el agua amarga se vierta en mi corazón.
Si la tierra está destinada a encumbrarse,
que la humanidad vuelva a elegir una cima para su existencia.
Nuevas conexiones de vuelo y estrellas titilantes
suturan densamente el firmamento raso.
Son pictogramas de cinco mil años,
son las miradas fijas de los futuros hombres.
1979-1983
Fin o inicio
Fin o inicio
Para a Yu Luoke
Yo, estoy aquí parado
en lugar de otro hombre, asesinado
para hacer que, cada vez que se alce el sol,
grave sombra igual que un camino
atraviese la patria entera
Desconsolada neblina
cubre los tejados, desigual y azarosa manta de retazos
encima y en medio de las casas
las chimeneas escupen una muchedumbre cenicienta
calor emana desde las copas relucientes de los árboles
suspendida encima de las colillas empobrecidas
desde una, otra y cada mano cansada
se desprende una nube alicaída y negra
cubre los tejados, desigual y azarosa manta de retazos
encima y en medio de las casas
las chimeneas escupen una muchedumbre cenicienta
calor emana desde las copas relucientes de los árboles
suspendida encima de las colillas empobrecidas
desde una, otra y cada mano cansada
se desprende una nube alicaída y negra
En nombre del Sol
la oscuridad saquea en pleno día
callar sigue siendo la historia del Este
en los antiguos murales, el pueblo
calladamente vive por siempre
calladamente va muriendo
la oscuridad saquea en pleno día
callar sigue siendo la historia del Este
en los antiguos murales, el pueblo
calladamente vive por siempre
calladamente va muriendo
Ay, tierra mía
¿por qué no cantas ya?
¿Acaso aún las sogas de los remolcadores del Río Amarillo
igual que unas cuerdas de arpa desgarradas
ya no resuenan más?
¿Acaso el tiempo, ese lúgubre espejo,
también te ha dado la espalda para siempre
dejando sólo estrellas y nubes a la deriva?
¿por qué no cantas ya?
¿Acaso aún las sogas de los remolcadores del Río Amarillo
igual que unas cuerdas de arpa desgarradas
ya no resuenan más?
¿Acaso el tiempo, ese lúgubre espejo,
también te ha dado la espalda para siempre
dejando sólo estrellas y nubes a la deriva?
Yo te estoy buscando
una y otra vez dentro de los sueños
en una, otra y cada neblinosa noche o madrugada
busco primavera y manzanos
etéreas oleadas de brisa suscitadas por las abejas
busco mareas altas y bajas en los litorales
gaviotas de luz solar sobre las crestas de las olas
busco leyendas encajadas en los muros
tu nombre y mi nombre olvidados
una y otra vez dentro de los sueños
en una, otra y cada neblinosa noche o madrugada
busco primavera y manzanos
etéreas oleadas de brisa suscitadas por las abejas
busco mareas altas y bajas en los litorales
gaviotas de luz solar sobre las crestas de las olas
busco leyendas encajadas en los muros
tu nombre y mi nombre olvidados
Si la sangre fresca pudiera hacerte fértil
sobre las ramas del mañana
las maduras frutas
guardarían mi color
sobre las ramas del mañana
las maduras frutas
guardarían mi color
Debo admitir
ante la gélida luz blanca de la muerte
yo, temblé
¿Quién quisiera ser meteorito
o helada escultura de una víctima
viendo el inextinguible fuego de la juventud
pasar en manos de otro?
Aún cuando palomas descienden sobre sus hombros
no podrá sentir el calor de sus cuerpos y su aliento
arreglarán sus plumas
y volarán deprisa
ante la gélida luz blanca de la muerte
yo, temblé
¿Quién quisiera ser meteorito
o helada escultura de una víctima
viendo el inextinguible fuego de la juventud
pasar en manos de otro?
Aún cuando palomas descienden sobre sus hombros
no podrá sentir el calor de sus cuerpos y su aliento
arreglarán sus plumas
y volarán deprisa
Yo soy humano
Necesito amor
anhelo, en los ojos de mi amante
pasar cada anochecer sereno
en el vaivén de la cuna
esperar el primer llanto de mi hijo
en el césped y en las hojas caídas
en cada mirada sincera
escribir poemas de vida
este deseo tan común y corriente
hoy se ha convertido en el valor total de ser humano
Necesito amor
anhelo, en los ojos de mi amante
pasar cada anochecer sereno
en el vaivén de la cuna
esperar el primer llanto de mi hijo
en el césped y en las hojas caídas
en cada mirada sincera
escribir poemas de vida
este deseo tan común y corriente
hoy se ha convertido en el valor total de ser humano
En mi vida
muchas veces he mentido
pero siempre respeté con honradez
una promesa que hice de pequeño
por eso, aquel mundo incompatible
con el alma de niño
jamás pudo perdonarme
muchas veces he mentido
pero siempre respeté con honradez
una promesa que hice de pequeño
por eso, aquel mundo incompatible
con el alma de niño
jamás pudo perdonarme
Yo, estoy aquí parado
en lugar de otro hombre, asesinado
no hay otra opción
en el lugar donde yo caiga
habrá otro que se levante
por encima de mi hombro, el viento
por encima del viento, manadas de estrellas centelleantes
en lugar de otro hombre, asesinado
no hay otra opción
en el lugar donde yo caiga
habrá otro que se levante
por encima de mi hombro, el viento
por encima del viento, manadas de estrellas centelleantes
Tal vez algún día
el Sol será una marchita corona de flores
colgada en las lápidas
de cada luchador invencible
mientras crecen igual que un bosque
cuervos, revoloteando
pedazos de esta noche
el Sol será una marchita corona de flores
colgada en las lápidas
de cada luchador invencible
mientras crecen igual que un bosque
cuervos, revoloteando
pedazos de esta noche
Nota: Yu Luoke, poeta
asesinado a principios de los años setenta. En palabras de Bei Dao, el
poema: “Es una crónica de nuestra trágica e indignada protesta en un
período trágico e indignante.”
1 Desde tiempos antiguos, en China han
existido los remolcadores de barcas sobre los grandes ríos. Son
varones quienes mediante gruesas sogas tiran los navíos corriente
arriba, caminando en fila sobre la orilla. Trabajan completamente
desnudos porque suelen provenir de las familias más pobres y el tipo de
trabajo implica que la ropa se desgaste muy rápido.
1996-2000
Entrega de prensa
Entrega de prensa
quién cree en el llanto de la máscara
quién cree en la nación en lágrimas
la nación ha perdido la memoria
la memoria se vuelve madrugada
el niño que reparte periódicos sale temprano
trompeta desolada repica por toda la ciudad
es tu mala fortuna o la mía
ay, vegetales de nervios frágiles
campesinos plantan sus manos en la tierra
ansiando asir el lingote de oro de la buena cosecha
políticos sobre sus propias lenguas
esparcen pimienta en polvo
y un bosque de abedules está discutiendo
si sacrificarse por el arte o por puertas
esta madrugada pública
creada por el pequeño repartidor de periódicos
una revolución se escabulle a la vuelta de la esquina
él se durmió
quién cree en la nación en lágrimas
la nación ha perdido la memoria
la memoria se vuelve madrugada
el niño que reparte periódicos sale temprano
trompeta desolada repica por toda la ciudad
es tu mala fortuna o la mía
ay, vegetales de nervios frágiles
campesinos plantan sus manos en la tierra
ansiando asir el lingote de oro de la buena cosecha
políticos sobre sus propias lenguas
esparcen pimienta en polvo
y un bosque de abedules está discutiendo
si sacrificarse por el arte o por puertas
esta madrugada pública
creada por el pequeño repartidor de periódicos
una revolución se escabulle a la vuelta de la esquina
él se durmió
No
la respuesta se sabrá muy pronto
el calendario, aquel resplandor mentiroso
ya se está reflejando sobre su cara
próximo a olvidar próximo
monólogos de campo abierto
próximo a “Patria” esta palabra
la desesperación que contiene
granos de trigo orondos
ay, el llanto de la madurez
esta noche la más fiel soledad
lo guiará en su camino
él a todos los días en fila
y parloteando sin cesar
les dijo No
Cacería
la maestra hace mucho que se ha decolorado
pero cose los fragmentados diarios
como una intermediaria
por el pasillo de la evolución continua
todo el grupo persigue al conejo
¿quién lo va a desollar?
la puerta trasera lleva hacia el verano
la goma jamás lo podrá borrar
las líneas de puntos se vuelven rayos de sol
el alma del conejo vuela bajo
buscando a alguien para reencarnar
pero cose los fragmentados diarios
como una intermediaria
por el pasillo de la evolución continua
todo el grupo persigue al conejo
¿quién lo va a desollar?
la puerta trasera lleva hacia el verano
la goma jamás lo podrá borrar
las líneas de puntos se vuelven rayos de sol
el alma del conejo vuela bajo
buscando a alguien para reencarnar
esto es una historia, hace muchos años
alguien tenía las orejas paradas
un vistazo hacia el cielo a hurtadillas
y nosotros, los lobos mamando de la linterna roja
ya hemos crecido, ya somos hombres
alguien tenía las orejas paradas
un vistazo hacia el cielo a hurtadillas
y nosotros, los lobos mamando de la linterna roja
ya hemos crecido, ya somos hombres
2010-2013
Colega
Colega
qué pesado este libro, como ancla
se hunde en las explicaciones del sobreviviente
tu cara como reloj al otro lado del océano
imposible conversar
palabras toda la noche flotan sobre el mar
a la mañana, de repente, levantan el vuelo
la risa cae dentro del tazón vacío
el Sol gira sobre el gancho de hierro en la carnicería
el primer turno del transporte público sale hacia
la oficina de correos más allá de los campos
ay, en medio de esas variaciones verdes
el Rey de la Despedida
el Sol gira sobre el gancho de hierro en la carnicería
el primer turno del transporte público sale hacia
la oficina de correos más allá de los campos
ay, en medio de esas variaciones verdes
el Rey de la Despedida
rayo, el cartero de la tormenta
pierde su camino más allá de los días floridos
como sombra te sigo de cerca
desde el salón de clases hasta la cancha deportiva
bajo los álamos que crecen desenfrenadamente
nos volvemos pequeños, tomamos caminos separados
pierde su camino más allá de los días floridos
como sombra te sigo de cerca
desde el salón de clases hasta la cancha deportiva
bajo los álamos que crecen desenfrenadamente
nos volvemos pequeños, tomamos caminos separados
Tomado de La Jornada Semanal
Biografía tomada de Letras en línea
Radina Dimitrova nació el 5 de octubre de 1979 en Ruse, Bulgaria. Desde 1993 hasta 1998 cursó el Liceo Bilingüe Español “Miguel de Cervantes” en la capital Sofía. Posteriormente estudió la carrera de Sinología en la Facultad de Filologías Clásicas y Nuevas de la Universidad de Sofía y enseguida la maestría en la misma área, obteniendo los grados de licenciada y de maestra en 2005 y 2008. De 2006 a 2009 realizó la maestría en Literatura antigua china en la Universidad Pedagógica del Centro de China en Wuhan, obteniendo su segundo grado como maestra. Desde agosto de 2009 es estudiante de doctorado en el Centro de Estudios de Asia y África del Colegio de México. Su investigación aborda las transformaciones literarias de la Historia de Li y Yang las interpretaciones de ésta en la obra del poeta Bai Juyi de la dinastía Tang.
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