Queridos colegas,
Jorge Andrés Trinidad González, uno de los asistentes al taller "Cómo proponer un proyecto de traducción" impartido por Lucrecia Orensanz y César Ambriz el pasado mes de abril, nos comparte esta reseña sobre su experiencia durante aquellos cuatro días en Morelia.
Testimonio del taller:
Cómo proponer un proyecto de traducción
Cómo proponer un proyecto de traducción fue un curso-taller impartido del 17 al 20 de abril por Lucrecia Orensanz y César Ambriz. Entre las labores de la currícula de la reciente licenciatura en Literatura Intercultural, impartida en la UNAM Campus Morelia, mis compañeros y yo determinamos asistir al curso ya que abarcaba ejes claves de nuestra carrera en los que estamos interesados: el editorial y el de traducción. El tiempo en nuestras sesiones del taller se destinaron mitad a aspectos teóricos, mitad a la práctica y elaboración del proyecto. Lo mejor de todo es que el curso fue completamente gratuito y admitió a cualquier interesado en el tema con los conocimientos básicos de traducción.
Lucrecia Orensanz y César Ambriz |
Todo empieza con una fantasía traductora. Al menos así lo concebimos desde el primer día en el taller: hay que responder a la pregunta ¿qué nos gustaría traducir? Sobre ello, hay que fundamentar lo que sería un centro de gravedad: ¿qué es lo importante en nuestra traducción para fundamentar que debe ser publicada? ¿Qué elementos presentes en la obra mantendrá el traductor y por cuáles motivos? ¿Es el autor poco conocido en nuestro país?
En el segundo día, nos enfocamos al ámbito editorial. Analizamos “preguntas guía” que, al responderse e incluirse en el portafolios de nuestro proyecto, otorgarían información valiosa a las editoriales en donde presentaremos nuestro proyecto de traducción. Asimismo, nos enteramos tanto de posibles escenarios de traducción, como de las labores desde la concepción de un manuscrito hasta la producción del objeto-libro, la culminación del proyecto de traducción. Los asistentes al taller observamos algunos de estos producto finales de traducción, con motivo de pensar en la cristalización de nuestro proyecto: el campo editorial siempre puede ofrecer la mejor difusión para un trabajo de traducción al emparejar el volumen del contenido a publicar con el objeto-libro producido.
En nuestra tercera sesión, abarcamos los ámbitos legales de la traducción. Para aquellos que se inician en el oficio, saber acerca de los contratos, de la Ley Federal de Derecho de Autor y las regalías es indispensable para evitar abusos en el campo laboral. La información proporcionada en el taller resultó clara y concisa, y estoy casi seguro que ayudará en el medio profesional a más de uno.
Durante nuestra última sesión, nos enteramos acerca de los apoyos existentes para la traducción. Como cada proyecto tiene su propia convocatoria y favorece la posibilidad de cristalización de un manuscrito, cada traductor puede utilizar el apoyo que más le convenga: el que se acomode a las características de su proyecto. Repasamos durante este día a los actores que forman parte en la materialización de la traducción (editores, correctores de estilo, revisores, etc.). Al final del día, acordamos los idiomas y países de los que es recomendable realizar traducción en México.
La información proporcionada durante todo el taller resultó de mucha ayuda y mantiene en puerta la posibilidad futura de llevar a cabo nuestro proyecto hasta el formato de objeto-libro. Fue como si hubiéramos hecho un viaje por los lindes del medio profesional del oficio del traductor y sentirnos parte del mismo al ponernos al tanto de todas las minucias que ocurren en el campo editorial y la traducción en nuestro país. La trayectoria de César Ambriz y Lucrecia Orensanz complementaron opiniones respecto de los proyectos que trabajamos pues sus experiencias ofrecían diversos puntos de vista. Los apuntes del curso que nos otorgaron por correo electrónico son concisos y de mucha ayuda para el interesado en la traducción. Hay, de hecho, un mapa de los territorios de la traducción que esquematiza adecuadamente los campos que abarca el oficio y demuestra la infinidad de trabajo existente.
Caterina Camastra y Cecilia López Ridaura |
Jorge Andrés Trinidad González
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