Hola a todos,
Les comunicamos que ya tenemos a la primera ganadora del
Concurso de Traducción de Poesía 1x1, cuyo primer lanzamiento fue un poema en alemán.
Como recordarán, fue Gonzalo Vélez quien seleccionó el poeta y el poema (
aquí pueden ver su texto de invitación), y quien ahora, en el siguiente texto, emite su fallo.
Además de la ganadora, hay dos menciones especiales. Después del texto, reproducimos las tres traducciones, así como las fichas curriculares.
¡Muchas felicidades!
Estén pendientes porque mañana sale la convocatoria para el siguiente poema, que esta vez será del griego moderno al español.
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Rolf Dieter Brinkmann
y Ava Gardner
Antes que nada, un saludo cordial y amplias felicitaciones a
los participantes, cuyo número excedió bastante nuestras expectativas. Verter
la creación poética de una cultura al contenedor lingüístico de otra es acaso
lo más delicado y lo más exigente que puede haber en el ámbito de la traducción
de literatura ˗y de
la traducción en general˗,
y el esfuerzo, u osadía, de intentarlo es encomiable y merece aplauso y votos a
la perseverancia –que es la única manera de llegar a lograr alguna versión
medianamente equiparable de cualquier original sobresaliente. De modo que
muchas gracias por su entusiasmo a las 35 personas que respondieron a la
convocatoria.
Debo decir
de algún modo que ha sido una experiencia por demás grata revisar, cotejar,
descartar y elegir las versiones participantes del poema de Rolf Dieter
Brinkmann que propusimos para este concurso. Y también, debo confesar que
inesperadamente me he sentido menos en el papel de un escrutador literario, y más
una especie de director musical conduciendo una audición de aspirantes para
entrar a una orquesta con su instrumento: a todos ellos se les entregó la misma
partitura, y uno por uno fueron entrando cada cual con su interpretación a la
atención de quien esto escribe.
Como es más
o menos normal tanto en concursos como en audiciones, varios de los músicos se
presentaron con su instrumento desafinado, o bien no ensayaron lo suficiente, o
bien les falta todavía dominio técnico. Por otro lado, fueron igualmente varias
las versiones aprobadas sin más, algunas de ellas con soluciones excelentes en
partes problemáticas del original, que no eran pocas. Por ejemplo, una
dificultad mayor resultó el tono cotidiano del poema, que en el original no se
mete en complicaciones, pero lograr un equivalente neutro en español no fue tan
fácil.
Lo primero
para intentar una buena versión de un poema es averiguar lo más posible sobre
el poema mismo, sobre el autor, sobre su contexto. Siendo así sabríamos que
Rolf Dieter Brinkmann sentía cierta fascinación por la cultura estadounidense,
y que a principios de los años setentas pasó un año en Estados Unidos.
Entendemos entonces el poema como la expresión de la frustración o el enojo de
un joven poeta alemán que fue al cine solo y vio una película mala.
¿Qué
película vio? El buen traductor tiene que ser también un buen investigador. La
protagonista, sabemos, es Ava Gardner, en un entorno lleno de chinerías, dice
el poema. Nuestra amiga Wikipedia nos ofrece la filmografía de la diva, y en
ella nos llama la atención
55 Days at
Peking (1963), de Nicholas Ray (
Rey
de reyes,
Rebelde sin causa), con
Charlton Heston y David Niven, además de Ava; me atrevo a decir que es la cinta
aludida. Convendría entonces sumergirse en YouTube en busca de la película para
dar con la escena de la persona tirada en el pasillo y comprender así
cabalmente el poema. En particular encontré una revisión crítica de la cinta,
en inglés, un poco lenta al principio pero luego el comentarista se apasiona y
vale la pena oírlo:
https://youtu.be/deBGNTTqH54.
Suficiente para entender por qué Rolf Dieter Brinkmann se molestó tanto como
para salirse a la mitad de la proyección jurando no regresar al cine jamás.
55 días en Pekín refiere el motín de los
campesinos chinos en 1900 en contra de las delegaciones diplomáticas de las
potencias imperiales europeas, conocido como
la rebelión de los boxers;
una película histórica con acciones épicas, a la que por prurito hollywoodense
le ensartaron una historia romántica. Una cinta, también, con notables fallas
en la producción, entre ellas, aparte de incoherencias históricas y escenas
gratuitas, juntar a dos personas que en la vida real se detestaban mutuamente,
según esto, como Charlton Heston y Ava Gardner, que además tenían en la trama
su escena amorosa, lo que desde el principio no auguraba nada bueno
Durante 55
días resisten los extranjeros atrincherados en una fortaleza, defendiéndose
hombro a hombro sin importar sus diferencias nacionales. Nuestra diva actúa el
papel de la Baronesa, una mujer ya no joven que tiene amoríos internacionales
con el cuerpo diplomático, pero que con los heridos de la batalla se transforma
en una enfermera abnegada. Después de la escena climática con Heston, el
oficial en jefe de los marines,
eventualmente ella es alcanzada por una bala y muere. Suponemos que el galán
que va infructuosamente en su búsqueda es Heston, y que la persona tirada es la
Baronesa muerta, pero sin sangrar siquiera, y moviendo aún el dedo gordo del
pie.
La primera
mitad del film, dice la reseña, es malísima; la actuación de Ava Gardner, de
sus peores. Sabido esto, regresemos a nuestro poema y podremos comprender ahora
el motivo del disgusto de Brinkmann. Hay que imaginarlo: joven profesor alemán
invitado en una universidad en alguna ciudad de provincia de Estados Unidos;
vive solo, no conoce a nadie, y a veces no tiene nada que hacer; decide ir al
cine, con cierto entusiasmo, a admirar a una diva de Hollywood. Pero lo que
alcanza a ver de la cinta lo va decepcionando paulatinamente, hasta que el dedo
del pie de Ava Gardner le colma el vaso y sale enfurecido del cine,
directamente a escribir el poema de su desilusión, bajo la cual subyace una
velada crítica al modo de vida estadounidense.
No puedo
garantizar que así haya sido en efecto; sin embargo, los indicios para
reconstruir la historia parecen más o menos sólidos, y ofrecen una base para
interpretar el texto.
En cuanto a
nuestro certamen. Hubo algunas versiones de ciertos versos sumamente
afortunadas, como “unas sandalias de verano tiradas”, que fue la interpretación
más refinada de todas en esa parte; o “Hay cosas más graves que los dedos de
los pies,/ lo sé...”; o bien “¿Qué significan los dedos de una mano/ abiertos
sobre un muslo”; o, al final: “La memoria es uno de los lados./ El otro lado no
lo conoceremos jamás.” En cambio otras versiones fueron acaso demasiado
literales, para las que recomendaría apegarse más al idioma de llegada, en
traducciones como: “Hay penas como los dedos, es lo que conozco”, o: “Hay cosas
peores que dedos, eso lo sé”.
Menciono un
par de lugares de interpretación delicada. En cuanto al título, “El pie desnudo
de Ava Gardner...”, más o menos veinte por ciento lo tradujo como “El pie
descalzo...”. Claro que es una interpretación; sin embargo, en la octava
estrofa aparece literalmente “barfuß”,
“descalzo”, luego el “nackte Fuß” debe apegarse, creo, al “pie desnudo”, sobre
todo porque también el poema “desnuda” en cierto sentido al cine hollywoodense.
Otro similar
es la palabra “Stoff”, para la cual
remito al canónico diccionario Duden, gratis online. Stoff es primero: “una tela de hilo”; luego, “sustancia (química)”;
luego, “enervante, o combustible”; luego, “tema, contenido, materia” y
“material de información o de conversación”. En este caso es una escena de
cine: una tela, probablemente de un vestido, se abre, y lo que se muestra es un
dedo gordo del pie. Pero si interpretamos “tela” como “materia”, nuestra
versión española adquiere connotaciones metafísicas insospechadas. No: ni “se
escinde la materia” ni tampoco “la tela se parte”; simplemente de una tela sale
un dedo. Lo mismo en la sexta estrofa: sólo se abren las cortinas del cine para
que empiece la película; nada hay que “se rasgue” ni que “se desgarre”.
Las
sandalias de la estrofa ocho que menciono arriba también arrojaron algunas
interpretaciones demasiado enfáticas: “aparte/ arrojadas delicadamente
sandalias”; “al lado/ lanzadas, ligeras, sandalias”; “ligeras/ sandalias
echadas por ahí”. Por el contrario, ésta es una parte llana, que rítmicamente
debe llevar de manera natural al sarcástico “¡Está descalza!”, como creo que lo
logran las versiones de Claudia Régules y de Silke Trienke.
Estaba por
hacer una recomendación adicional sobre evitar el uso de localismos y buscar un
español universal, pero luego ya no
supe bien qué cosa es un localismo y menos qué es un español universal, aunque
en sí no lo es ni el castellano, ni el mexicano, ni el argentino, ni ninguno de
los otros veinte o treinta que habemos. No sé si baste con considerarnos un
continente lingüístico multidialectal, cuyo centro está en todas partes y su
periferia en ningún lado (¿cómo era eso de Borges?); en todo caso es otro tema
de discusión para otro momento.
Y también
la recomendación de evitar el u
so intencionado de rimas
˗sobre todo, por favor, no
rimar con verbos, y menos con infinitivos. Hasta que apareció la versión de
Paty Lozano, que rescato con una mención por ser una interpretación muy libre,
bien lograda, que supo adentrarse en el espíritu del poema, y que en cierto
modo va a contracorriente de la intención un tanto experimental del autor, al
proponer dísticos rimados.
Cuando las
versiones son acertadas, y aquí tuvimos una docena, no es fácil discernir cuál
es la “mejor” de acuerdo con un criterio que no sea demasiado subjetivo. En
nuestro caso, independientemente de si la referencia cinematográfica que
propongo es o no correcta, me basé en una sutileza poco perceptible en la
estrofa once, donde dice: “...wer ist das,
der nun halb/ entblößt...”, que acaso puede interpretarse sin mayor problema
como género masculino; aunque para ello quizás el autor hubiese puesto “...wer
ist er, der nun...”, o incluso
“...wer ist der, der nun...”. Y aquí
tenemos das, el género neutro que nos
remite tan solo a un ser humano. Que probablemente sea más bien la pobre de Ava
Gardner, en la imagen que al principio el poeta no se puede quitar de la
cabeza: muerta, pero sin sangrar, y con el dedo gordo del pie aún tembeleque.
Bajo este
criterio, elegí la versión número 27, de entre las 35 que llegaron numeradas y
sin firma a mi correo electrónico. Corresponde a Silke Trienke. ¡Enhorabuena!
La versión
de Silke Trienke supo conservar el tono coloquial e irónico del original, sin
desapegarse de la situación planteada y de su sentido, manteniendo esa ironía
un tanto incómoda que es la base del poema de Brinkmann, algo ciertamente
difícil de conseguir. Merece asimismo una mención la versión de Claudia
Régules, por su interpretación equilibrada, con un énfasis notable en la
economía del lenguaje y un par de soluciones elegantes que la hicieron
destacar. ¡Felicidades!
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Esta es la versión ganadora de Silke Trienke:
Aquí la traducción de Claudia Régules que obtuvo mención:
Y aquí la versión de Paty Lozano, que también se llevó mención:
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Silke Trienke, nacida el 09 de febrero de 1974 en Unna, Alemania, estudió la carrera
de Traducción e Interpretación en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Colonia y se
tituló en el año 2004. Desde octubre de 2004 vive en México D.F. trabajando como
traductora independiente. Desde el año 2009 es profesora de asignatura “A” interina en la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, impartiendo clases de traducción español-
alemán a los estudiantes de la carrera de Letras Alemanas del Colegio de Letras
Modernas. Este semestre 2015-2 está impartiendo un seminario de traducción de
poesía.
**Claudia Régules Reyes, nació el 7 de junio de 1981. Es pasante de la licenciatura en Ciencias Políticas en la UNAM.
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Claudia Patricia González Lozano, nació el 25 de septiembre de 1984. Ha traducido textos y artículos científicos (inglés, francés y español); textos culturales (español y alemán) para el Instituto
Dante Alighieri de Tlaxcala y textos de arquitectura y proyectos ejecutivos (español e inglés) para Orozco Group, Ensenada, Baja California.
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Gonzalo Vélez (Ciudad de México, 1964) obtuvo el
Premio Joaquín Mortiz para Primera Novela 1998, y el
Premio Nacional de Ensayo Literario Malcom Lowry 2001. Desde entonces se ha centrado en la traducción, con una docena de libros vertidos a nuestra lengua, casi todos del alemán. Su último poemario publicado es
Alas (2008), y sus últimas obras de traducción literaria son
Verdades a medias,verdades y media: Aforismos de Karl Kraus (Conaculta, 2012) y la novela de Wolf Wondratschek
Cartas de Kelly (Herder, 2015).