viernes, 13 de febrero de 2015

Testimonio de una estancia en Banff: Claudia Cabrera


Nos comparte Claudia Cabrera la riquísima y grata experiencia de su estancia en Banff el pasado junio
Recuerden que la convocatoria 2015 cierra el 18 de febrero.
Convocatoria

El Centro Internacional de Traducción Literaria de Banff


por Claudia Cabrera
Residente 2014
Miembro del consejo consultivo 2015





Ir al Centro Internacional de Traducción Literaria en Banff (CITLB) ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Lo que se esconde tras estas siglas es una residencia de trabajo de tres semanas en el Centro Banff, en Alberta, Canadá, en compañía de otros 14 traductores profesionales, 3 estudiantes, 4 traductores consultores, 4 autores que acompañan durante una semana a sus respectivos traductores y Katie Silver, la directora del programa.

Lo particular de esta residencia es, para empezar, su ubicación: al pie de las Montañas Rocallosas, uno de los paisajes más bellos que se puedan contemplar. La naturaleza está presente por todas partes, hay bosques, lagos, animales silvestres que llegan al campus, como alces, venados y chipmunks (una especie de ardilla muy simpática). Con un poco de suerte, será posible avistar algún oso. Para alguien que vive en el D.F., como yo, esto resulta, ya de suyo, alucinante y liberador. Una de las actividades de tiempo libre más frecuentes y gustadas era realizar caminatas más o menos largas, dependiendo de la condición física de cada quien, en las montañas alrededor del Centro.

La siguiente ventaja es que no necesita uno ocuparse de absolutamente ninguna labor doméstica.  En el campus hay tres restaurantes con distintos menús y horarios que lo relevan a uno de cocinar. Y en las habitaciones se ofrece servicio de hotel, de modo que la limpieza la realizan empleados del Centro, no uno mismo. Por cierto, los alimentos y la manutención están incluidos en la beca que otorga Banff a los traductores seleccionados (ojo: hay que solicitarlo en la postulación), de modo que tampoco se padece de preocupaciones económicas. Esto significa que puede uno concentrarse de lleno en la traducción, sin las molestias y distracciones propias de la vida cotidiana.

Por otra parte, al estar el CITLB en las instalaciones del Centro Banff, se tiene acceso a todas las actividades artísticas ofrecidas en el campus, sean funciones de danza, conciertos de todo tipo o exposiciones. En la mayoría de los casos, se puede comprar los boletos con algún descuento.

Pero creo que la mayor aportación del CITLB es el capital humano. Conoce uno personas realmente fantásticas, con proyectos interesantísimos y dispuestas a compartir su experiencia y conocimientos. Esto se hace, de manera oficial, tres veces por semana, los lunes, miércoles y viernes, en las mesas redondas destinadas a que cada quien presente su proyecto de traducción.  Además, claro, están los tiempos libres y los espacios informales para conocerse mejor, platicar y ayudarse con las traducciones. En mi experiencia, los lazos de amistad que se crean en esas tres semanas, no se disuelven ya tan fácilmente, lo cual, pienso, es la mayor ganancia.

En el CITLB todo gira alrededor de la traducción, es una burbuja en el tiempo y el espacio en la que se respira, se come, se discute y se sueña traducción de la manera más fructífera.  Por si fuera poco, en el CILTB los traductores somos tratados con consideración y respeto, la traducción literaria es considerada un arte. Por tanto, al llegar, recibe uno una credencial que lo acredita como artista. Y probablemente ese sea una de las nociones más importantes que se lleva uno a casa: todos, cada quien en su país, debemos luchar porque se le otorgue a la traducción literaria el lugar que se merece y por la visibilidad de los traductores.

Ahora les platico del proceso de selección.

Para postularse, es necesario llenar el formulario que aparece en la página web del Centro Banff , en donde se enlistan los requisitos y documentos necesarios.  A mí de entrada me pareció algo complicado, pero las instrucciones son muy precisas y conforme fui avanzando en el llenado del formulario, me di cuenta que en realidad no es tan difícil. Y, en caso de tener alguna duda o problema, puede uno escribir un correo electrónico a la secretaría encargada de los registros. Contestan a vuelta de correo y solucionan todo.

El único trámite engorroso que hay que cumplir es solicitar la visa canadiense, porque piden una gran cantidad de información y es un papeleo tremendo, equivalente al que implica solicitar la visa estadunidense. Pero, al final, también eso parece peor de lo que es. No he sabido de nadie a quien le hayan denegado la visa. Eso sí, hay que hacerlo con el mayor tiempo posible de anticipación, en cuanto se reciba la carta de aceptación de Banff, porque es un proceso que puede tardar varias semanas.

En resumen: postúlense. Y cito a un colega: “No lo lamentarán, sólo cuando llegue la hora de irse.”

Más detalles

Claudia Cabrera  (n. 1970) traduce del alemán desde 1995. Entre otros autores ha traducido a Robert Musil, Franz Kafka, Monika Maron y Hansjörg Schertenleib. En el ámbito teatral, ha traducido obras de, entre otros, Roland Schimmelpfennig, Anja Hilling y Falk Richter. En 2010 la Casa de Traductores Looren (Suiza) le otorgó una beca-residencia para traducir la novela La orquesta de lluvia, del escritor Hansjörg Schertenleib. En la FIL 2011, con Alemania como país invitado, codirigió con Thomas Brovot el primer Taller de Traducción Literaria Español-Alemán. En 2013 ambos coordinaron el Taller de traductores español-alemán (con foco en Latinoamérica) en la Casa de Traductores Looren. En mayo de este año asistió al taller de traducción literaria alemán-español Wortschmiede, realizado en Buenos Aires, y en junio participó en la residencia de traducción literaria (BILTC) organizada por el Centro Banff, en Canadá.

Ficha y foto tomadas de: http://www.goethe.de/ins/mx/es/lp/ver.cfm?fuseaction=events.detail&event_id=20393109

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