Jane Austen |
Mark Twain |
"El texto que presentamos más abajo se trata, sin más, del ensayo de un ensayo: Emily Auerbach escribe sobre lo que escribió Mark Twain sobre Jane Austen. Y como si esto fuera poco, el ensayo se traduce al español", explica Delfina Morganti en la introducción al ensayo de Auerbach que ella misma tradujo, y del cual reporoducimos aquí un fragmento:
“Un tabernero adentrándose en el Reino del Cielo”:
¿Es verdad que Mark Twain odiaba a Jane Austen?
En la larga correspondencia que mantenía con su colega William Dean Howells, Mark Twain parecía sentir placer al descargar su ira literaria contra Jane Austen, en particular porque sabía que era la autora favorita de Howells. En 1909, Twain escribió que “Jane Austin” [sic] era “realmente imposible” y que no podría leer su prosa ni aunque le pagaran un sueldo a cambio de hacerlo. Por su parte, en el libro Mi Mark Twain, Howells señala que, en el terreno de la ficción, Twain “tenía su repugnancia bien definida; había ciertos autores cuyos nombres no pronunciaba sino que, antes bien, los vomitaba”.
En palabras de Howells: “El aborrecimiento número uno de Twain era mi querida y venerada Jane Austen, mi favorita número uno. Una vez me dijo —supongo que después de leer algunos de mis pródigos elogios hacia ella, dado que siempre estoy alabándola— lo siguiente: ‘Parece que usted piensa que esa mujer podía escribir’, y luego se abstuvo de hacerme sentir como un tonto, aparentemente porque éramos amigos desde hacía mucho tiempo y, además, porque me tenía más lástima que odio a causa de mi mal gusto”.
En vez de sentir pena por Twain cuando este se enfermaba, Howells lo amenazaba con ir a leerle Orgullo y Prejuicio.
Lo que no dejaba de sorprenderle a Twain era que a Austen se le hubiese permitido morir en forma natural, en vez de ejecutarla en nombre de sus crímenes literarios. “Sus libros llegan a enloquecerme tanto que no puedo disimular mi frenesí”, observó Twain, supuestamente a raíz de que, según su punto de vista, una novela de Jane Austen es como un libro que “una vez que uno lo suelta, directamente no puede retomarlo”6. Sin embargo, es posible sospechar de la aparente repugnancia frenética que experimentaba Twain desde el momento en que él mismo reconoce que le gusta releer las novelas de Jane Austen, aunque sea para odiarlas a todas juntas de nuevo. En una carta dirigida a Joseph Twichell en 1898, Twain declaró, enfurecido: “Tengo que parar cada vez que empiezo. Cada vez que leo Orgullo y Prejuicio quiero sacarla de la tumba y golpearle el cráneo con los huesos de sus propias piernas”.
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Tomado de:
dearticulosyrevisiones.blogspot.com.ar
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