jueves, 31 de octubre de 2013

Relación entre el escribir y el traducir

Hola, colegas,

En esta ocasión reproduzco la siguiente entrada, desde http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.mx/2013/10/existe-o-no-la-diferencia.html, en donde, a partir de la pregunta que funge como título de ésta, se plantea si escribir significa traducir. Espero y sea de su agrado.


MIÉRCOLES, 30 DE OCTUBRE DE 2013

¿Existe o no la diferencia?



Una columna del traductor chileno Adan Kovacsics (foto) publicada el 18 de octubre pasado en El Trujamán. Allí se vincula la traducción al acto de escritura, una de esas posibles polémicas a la que nos tiene acostumbrados la profesión.

Escribir-traducir


En una extraordinaria y deleitosa conferencia que John Rutherford pronunció hace más o menos año y medio en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona en el marco del encuentro «El Ojo de Polisemo», el traductor del El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha al inglés se refirió a las dificultades con que se había topado en su carrera cuando se trataba de valorar la labor del traductor, tanto en general como en particular. Contó como botón de muestra que, en un proyectado prólogo para su versión inglesa del Quijote, señalaba que él había «escrito la traducción» siguiendo estos y aquellos criterios. Envió su texto preliminar a la editorial, y su editora le respondió comunicándole que una traducción «no se escribía». A lo cual Rutherford le preguntó qué verbo había de utilizar si una traducción no se escribía (ni se cantaba, ni se susurraba, ni se inventaba, ni se volcaba). Si mal no recuerdo, la editora propuso entonces algo así como «producir», que fue la palabra que finalmente apareció en el prólogo. No sé si reflejo exactamente el hilo del relato del traductor de Cervantes, pero así se me ha quedado grabado en la memoria.


Sea como fuere, Rutherford no se encuentra solo al relacionar el «traducir» con el «escribir». Son varios los traductores y también los teóricos para los cuales no existe, o apenas existe, diferencia entre la escritura y la traducción. De tal manera, esta queda entrelazada, como debe ser, en el vasto tejido de la literatura, de la que forma parte intrínseca como un género literario más.


Sin embargo, no conviene empecinarse en esta equiparación, que podría acabar desdibujando ciertas especificidades de la traducción, su particular relación con las lenguas y con el lenguaje en general, el hecho de que requiera el conocimiento de como mínimo dos idiomas, adentrarse en ellos y palpar por esta vía el núcleo de las palabras.


Precisamente en el foco, en el abismal punto medio entre las dos lenguas se toca el logos, el orden del universo que se manifiesta en el lenguaje. La palabra «casi» existe en los idiomas porque existe un «casi» en el mundo, lo mismo que «ayer» y «crepúsculo» y «tensión» y «vértigo». Y la forma de ese «casi» que está en el mundo es lingüística, la forma de los hechos es lenguaje. Y esto es precisamente lo que hace posible la traducción, la cual de lo contrario ni siquiera podría existir, se convertiría en una vacua traslación de signos sin fondo, de señales que no señalan (lo cual, por cierto, en muchas ocasiones ocurre).

Se podría argumentar, eso sí, que cuanto acabo de sugerir rige en general para la escritura y que también en esta se manifiesta el orden del mundo que expresan las palabras. Pues sí... Y, ojo, puede que al final acabe siendo el escritor un traductor. De todas formas, es en la traducción, precisamente porque esta se mueve entre lenguas, donde el logos se atisba de manera más clara, incomparable e inquietante.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Traducción en África

 Hola, colegas,


En esta ocasión reproduzco una nota que, considero, debemos de tomarnos muy en serio. En África se ha comenzado a plantear que "Los niños se encuentran perdidos sin traducción". Habría que tomar en consideración de qué se están perdiendo; que reflexionar acerca de los limites que puede sobrepasar la traducción. Todos los niños deberían de tener acceso a los grandes clásicos infantiles que, hoy en día, forman parte del patrimonio cultural de la humanidad por su carga emotiva, su narrativa didáctica y por sus historias que han transitado de generación en generación. 

Saludos cordiales, 
Jorge Pérez Arteaga

Children are lost without translation

 CAROLE BLOCH

Too few stories have been translated into African languages: let’s do something about it.
Classic: Pinocchio and other popular fairy tales are a staple of children's literature, but few have been translated into African languages. (Supplied)

On monday, this week, International Translation Day, we celebrated the invaluable role of children's literature in translation in bringing children together through stories.

What greater hope could we have for our youngest citizens than that they grow up marvelling and wanting more of the treasury of stories from the vast patchwork of world culture, past and present? Stories that have travelled and crossed borders through translation allow us all to discover what it means to be human, in both unique and shared ways.

Reading memorable stories from near and far in our own languages of course also stimulates the writing of other memorable stories, inspiring potential and actual authors to conjure up new stories from old and, in the process, to take ownership. It's what has always happened.

But is this something we can celebrate in multilingual South Africa?

Not a problem for English-speaking and some Afrikaans-speaking children who hear and read collections such as Grimms' Fairy Tales and classics such as Pinocchio as a normal part of childhood.

But sadly they rarely, if ever, get to read stories written or retold in African languages and then translated into English. And African language speaking children are simply left out in the cold.

I believe that the translation industry in  South Africa, the craddle of humankind, could and should be like a deep river, carrying and depositing the finest flow of chlidren's stories from here, there and everywhere, to all our children and not only to those who happen to speak English.

A floeing river of stories implies a lively children's literature coaxing children into books. It also implies that translation is valued and growing as an industry, making know-ledge of one another's languages potentially an economic good. But it's not. At best we struggle to nurture a trickle of translations from English to African languages and almost none in other directions.

The relatively youthful history of children's literature is also a history of translation. A distinctive litearture for children came about over time with the adaptationof adult texts for child audiences.

This was done largely by translators, the "invisible storytellers", who retold storiesin what were considered appropriateways, in accordance with the dominant societal views of childhood. Although a separate children's litearture only emerged in the 18th century, translated tales have been enriching children's lives since medieval times.

In the 21st century, is it right for African-language-speaking children to be excluded from access to the world canon of children's literature, including African literature? No? Well, in 2013 they are  and to a significant extent. 

It is a travesty that children in other parts of the world are able to read beautifully illustrated and retold-for-children versions of stories from African literature in their own language, while so many African-language-speaking children cannot. The loss of storytelling — without even substituting it with story reading — leaves children increasingly vulnerable, especially in the current global skills- and test-obsessed education climate. 
Consider the difficulties so many youngsters have in learning to read and write. If we accept the strongly established link between the motivation to read and learning to read, we should not be surprised that it is often such a painful and humiliating fiasco. 
One major contributing factor is the paucity of anywhere near sufficient access to what tends to make learning to read easy and enjoyable. At something like R1 a word, translation is not cheap. But how much more expensive is the ongoing wasted potential of South Africa's youth? 
The Nal'ibali National Reading for Enjoyment Campaign is helping to address this situation. We are creating and delivering stories in several languages and using them daily in reading clubs. 
To access children's stories in a variety of languages, go to the Nal'ibali web page, nalibali.org or the Nal'ibali mobisite, nalibali.mobi
By Carole Bloch

Dr Carole Bloch is the director of the Project for the Study of Alternative Education in South Africa, which is a founding partner in the Nal'ibali campaign  




martes, 29 de octubre de 2013

Residencias para traductores: se presenta el Centro Internacional de Traducción Literaria de Banff en el Círculo de Traductores




Para cerrar el año y el ciclo sobre opciones formativas,
el Círculo de Traductores tiene el honor de presentar la charla
El Centro Internacional de Traducción Literaria de Banff”
a cargo de Katherine Silver, Roberto Frías y Pedro Serrano

Martes 5 de noviembre de 2013, 17:00 horas

Centro Cultural de España en México
Guatemala 18, atrás de la Catedral Metropolitana
Metro Zócalo / estacionamiento junto a la entrada de Donceles 97

Entrada libre y gratuita
También pueden ver la sesión en línea y reproducir la grabación en:


Sinopsis:
En esta charla se difundirá el programa de residencias del Centro Internacional de Traducción Literaria de Banff (CITLB), en Alberta, Canadá, que cada año ofrece a 15 traductores literarios con un proyecto en curso la oportunidad de concentrarse en su texto en un entorno de ensueño, dialogar con colegas y asesores, y en muchas ocasiones también con los autores a los que están traduciendo. El CITLB tiene una convocatoria cada vez más abierta, que ya se extiende a traductores de todo el mundo. En esta ocasión, Katherine Silver, codirectora del Centro, viene a México expresamente a platicar sobre el CITLB y responder las preguntas y dudas de quienes se interesen en solicitar el apoyo de una residencia.
Más información sobre el CITLB aqui.

Esta imagen y la anterior están tomadas
de la página del Banff Centre.


Sobre los ponentes:
Katherine Silver es codirectora del Centro Internacional de Traducción Literaria de Banff (CITLB). Es una traductora galardonada de literatura española y latinoamericana. Entre sus traducciones más recientes y a punto de publicarse se cuentan obras de Rafael Bernal, Daniel Sada, Horacio Castellanos Moya, César Aira, Jorge Luis Borges, y Marcos Giralt Torrente.

La foto está tomada de la entrevista que le hizo el periodista Michael Hingston en su sitio Too Many Books in the Kitchen, dentro de la serie de entrevistas cortas Q&A. La pueden consultar aquí.



Roberto Frías es traductor, escritor, periodista y editor. Ha traducido a Hanif Kureishi, Oscar Wilde, Thomas Hardy y Francisco Goldman, entre otros. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores y artista residente en Yaddo, Nueva York. Actualmente es consejero de las editoriales Anagrama, Galaxia Gutenberg, Acantilado y Random House-Mondadori. Colabora con la revista Letras Libres y con el suplemento Confabulario. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte y miembro del consejo consultivo del CITLB, donde representa a México y al FONCA.

La foto es de su twitter @El_sucinto



Pedro Serrano es escritor y editor. Obtuvo la Beca Guggenheim para poesía en 2007. La construcción del poeta moderno. T. S. Eliot y Octavio Paz se publicó en 2012. Entre sus traducciones están King John de Shakespeare, La generación del cordero. Antología de la poesía actual en las Islas Británicas (con Carlos López Beltrán) y Aligeren la oscuridad de Edward Hirsch. Es editor del Periódico de Poesía de la UNAM y miembro del consejo consultivo del CITLB, donde representa a México y al FONCA.

La foto la bajamos de la reseña que hizo Josu Landa de su libro La construcción del poeta moderno, publicada en Crítica. Revista Cultural de la Universidad Autónoma de Puebla núm 154. Pueden consultar la reseña aquí.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Concurso 45 de la Revista "punto de partida"

Hola, colegas

Lamento mucho haber desaparecido. No es el lugar para comentarlo, pero me encontraba muy enfermo. Me siento mucho mejor ahora y estoy listo para continuar compartiendo entradas interesantes con todo aquel que nos sigue.

Nos envía Mariana, en nuestra cuenta de facebook, la convocatoria para el concurso 45, que oferta la revista "punto de partida". Para más información pueden referirse a la página oficial de ésta. Tuve ciertos problemas con la conversión de la imagen por lo que me disculpo con todos ustedes. En la liga de abajo pueden consultar las bases para la presente convocatoria en formato PDF. Espero y sea de utilidad para muchos esta información.

http://www.puntodepartida.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=1477&Itemid=1

Saludos cordiales,
Jorge Pérez Arteaga

jueves, 17 de octubre de 2013

Otra opinión entre las muchas posibles "Alejandro Patat"

Hola, colegas.

Con todo lo que ha acontecido últimamente en Argentina en el mundo de la traducción, aprovecho para reproducir esta nota desde el http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.mx/. Espero y lo disfruten.

Saludos cordiales,
Jorge Pérez Arteaga

Otra opinión entre las muchas posibles

“A partir de la investigación y de su propia experiencia como traductor, el autor de este artículo reflexiona sobre las variadas formas que puede adquirir el delicado arte de expresar en una lengua lo que está escrito en otra, y destaca la importancia que ha tenido esa tarea en la constitución de la identidad cultural del país”, dice la bajada del artículo que Alejandro Patat* (foto) publicó en ADN, del diario La Nación de Buenos Aires, el viernes 11 de octubre pasado.

La Argentina, una inmensa traducción


La traducción literaria en la Argentina –afirman en los últimos años casi por unanimidad todos aquellos que la han estudiado o practicado– no es un factor al margen de la identidad cultural del país, sino uno de los pilares sobre los que se funda tal identidad. Sin traducciones pensadas, programadas y elaboradas por argentinos a lo largo de dos siglos, nuestra cultura sería otra o probablemente no sería. Anna Gargatagli y Patricia Willson han ejemplificado de manera magistral cómo la busca de un estilo propio de nuestros escritores ha sido y es inescindible de la vasta experiencia en el campo de la traducción.


Dos ideas inconciliables
Si se me permite una síntesis brutal, creo que es posible reducir todos los debates modernos sobre la traducción, fuera y dentro de nuestro país, a dos grandes polos inconciliables. A la primera posición, férrea en su afán totalitario, la llamaría "semiótica", porque considera la traducción un acto comunicativo, susceptible de ser catalogado minuciosamente en una serie finita de fenómenos. Quienes levantan esa bandera están persuadidos de que la traducción es una práctica codificada, que implica determinados procedimientos y estrategias, aplicables en los distintos casos que todo texto presenta. Para ellos, el traductor es un técnico que ejercita una labor mecánica con mayor o menor desenvoltura. Hoy existen asociaciones, colegios de traductores públicos, carreras específicas, publicaciones y congresos de traductología en universidades de todo el mundo. En estas instituciones han nacido verdaderos grupos "fundamentalistas", que excluyen de la órbita de la "buena" traducción a quienquiera no haya recibido su formación, y que congelan, por lo tanto, el concepto de la traducción como profesión.


Del otro lado, en continua posición de combate o, peor aún, con agresiva indiferencia a la idea de la profesionalización, se ubican los que defienden la perspectiva de la traducción como un hecho que yo llamaría "estético". Como es razonable, quienes sostienen este otro postulado ahondan sus raíces en los primeros debates filosóficos y religiosos para llegar a la idea de traducción como producto artístico, con sus propias convenciones y poéticas. Para estos últimos, es inútil que un traductor conozca las abstrusas taxonomías que la tradición académica difunde sin cesar y que cambia según los caprichos de las modas universitarias. El acto de traducir, argumentan, se basa en un trabajo de excavación en la propia lengua, con agotadoras intuiciones explorativas y experimentales. La traducción esconde las mismas insidias de cualquier actividad artística, y el traductor enfrenta plenamente los desafíos de la escritura.


Problemas
Dado que he optado por la brutalidad, espero se me conceda otra síntesis. La ya casi infinita biblioteca acerca de la traducción guarda en realidad un engaño. Como la filosofía, la traducción vuelve siempre a los primeros interrogantes, que, son, desde ya, irresolubles. Según Franco Buffoni, el mayor estudioso de la traducción en Italia, director de la magnífica revista Testo a Fronte, todos esos interrogantes se han presentado a lo largo de la historia como ejes binarios de carácter opositivo. Libertad/sumisión; traición/fidelidad; estilización/literalidad; sentido/palabra; domesticación/extranjerización son algunos de los ejes claves que dieron lugar a las diversas tipologías traductivas que Antione Berman ha examinado en su brillante ensayo La traduction et la lettre ou l'auberge du lointain . Más allá de estos excelentes materiales, propongo –modestísimamente– otro camino.


Un estudio por casos
En distintas oportunidades, ya sea en el café o en las aulas universitarias, me he visto obligado a discutir acaloradamente sobre uno de los lugares comunes más difundidos en nuestro país: el hecho de que la cultura argentina es el resultado de una conmixtión original de ideas y soluciones que provienen de Francia o de Inglaterra. La idea de una élite cultural filofrancesa y filoinglesa ya en el siglo XIX no me parece discutible. Demasiados testimonios lo confirman.


Ahora bien, si en vez de concebir las traducciones argentinas del inglés y del francés como hegemónicas y paradigmáticas nos detuviéramos a pensar aquello que deriva del contacto de nuestra literatura con otras lenguas, obtendríamos nuevas perspectivas y cuestiones. Dada mi limitado conocimiento, querría ilustrar sólo algunos fenómenos que resultan del contacto entre la literatura italiana con las tradición traductora de nuestro país.


Insisto, todavía no existe una historia de la traducción en la Argentina, pero si existiera, debería organizarse por "casos", y debería tener en cuenta esas otras empresas no tan marginales que los argentinos emprendieron más allá de las literaturas inglesa y francesa. Los "casos" son simplemente los distintos modos de haber entendido y ejecutado la práctica de traducción.


La traducción política
Los románticos, se sabe, abrazaron la idea de la traducción como gesto iluminista, como arma capaz de borrar las fronteras y de universalizar las ideas fundacionales de la modernidad. En la Argentina, la traducción de las tragedias de Alfieri o de las novelas de Foscolo y Manzoni significó dar a conocer la catástrofe italiana, especular de la argentina, en cuanto naciones en busca de una auténtica libertad. La apropiación política de esos textos claves de la literatura italiana del siglo XIX fue fundamental también para la generación del 80, que vio a Italia no como nación-modelo, sino como nación-hermana. Quizás éste sea uno de los motivos por los cuales los lectores argentinos de hoy siguen leyendo las grandes obras inglesas y francesas del siglo XIX como obras "maestras" de mundos acabados, pero desconocen en general esas obras italianas. Porque fue su circulación en traducciones políticas, demasiado apegadas a las urgencias históricas de nuestro país, la que no permitió ni siquiera entrever los motivos por los que esas mismas obras son imprescindibles en Italia: su innovación formal y su grandiosa experimentación lingüística.


No será la primera ni la última vez que los textos italianos entrarán por la puerta de la política (Gramsci, por mencionar el caso más importante del siglo XX), para desatender la imponente grandeza estética de sus escritos.


La traducción demiúrgica
La traducción de La Divina Comedia , hecha por Bartolomé Mitre, sufrió los embates violentos de los irreverentes jovencitos reunidos en torno a la revista Martín Fierro , allá por los años veinte. Desde entonces, la versión del poema dantesco ha sido injustamente olvidada o denigrada. Sin embargo, la traducción de Mitre ha tenido un rol imprescindible en nuestro país, nos guste o no nos guste su versión. ¿Por qué? Porque al cabo de largos años de trabajo, que van desde 1891 hasta 1897, considera su propia versión a la par del original. Es más, antepone al texto una "Teoría del traductor" e incluye cientos de notas a la traducción (y no al texto). Todo eso implica que estamos leyendo La Divina Comedia de Mitre, más que la de Dante.


Traducción demiúrgica significa que el traductor se sobrepone al autor. Porque si éste construye y crea, el segundo se sumerge y penetra en el misterio de la creación.


La traducción por identificación
"La tarea del escritor no es imaginar sino percibir", sentenció Proust. Propongo que el predicado se aplique plenamente a la tarea del traductor. "Un traductor debe primeramente perder y luego recuperar su propia identidad", afirmaba Elsa Gress, escritora danesa, en ese precioso volumen sobre la traducción que la revista Sur publicó en 1977. La Argentina ofrece muchos casos de escritores abocados a la percepción sutil de una obra imaginada por otro. La llamaré traducción por identificación. A tal punto que un traductor de este tipo sufre una especie de ensimismamiento y apropiación de una identidad ajena, cuyo síntoma final consiste en transformarse en álter ego del autor. Permítaseme contar una anécdota curiosa. Cuando en 1997 traduje junto con Carlos Ripso una antología de Montale, no preví que esa acción, efectivamente audaz y osada, despertaría las justas sospechas de Horacio Armani, el famoso traductor de Montale en la Argentina. Nuestra operación no guardaba ningún rencor contra aquel texto excelente que había circulado y sigue circulando notablemente en nuestro país. Armani, sin embargo, no concebía que existieran dos versiones simultáneas. La paradoja –lo descubro después de años– es que muchas veces la nueva identidad del traductor es tan perfecta que termina por velar la del escritor mismo, y no viceversa.


La traducción que da voz
En aquel número inolvidable de Sur, tres textos subyacen a las discusiones de los latinoamericanos que participaron del volumen: la famosa diatriba Newman-Arnold en torno a la intraducibilidad de Homero, el artículo "Miserias y esplendores de la traducción", de Ortega y Gasset, de 1937, y el notable ensayo de Octavio Paz, Traducción: literatura y literalidad , publicado en Barcelona en 1970.


Ortega había esclarecido la diatriba acerca de la intraducibilidad de todo texto, desplazando la imagen banal de la inadecuación de los códigos retórico-semánticos de una obra clásica hacia una disquisición mucho más fina acerca de lo que una lengua manifiesta o acalla.


Cada lengua es una ecuación diferente entre manifestaciones y silencios. Cada pueblo calla unas cosas para poder decir otras. Porque todo sería indecible. De aquí la enorme dificultad de la traducción: en ella se trata de decir en un idioma precisamente lo que este idioma tiende a silenciar.


A estas alturas, habría que pensar el rol esencial que cumplieron en la dictadura argentina algunos textos de Pavese, escritos también ellos en clave durante el fascismo. La influencia de Pavese entre la generación de escritores como Piglia o Saer es notoria, pero todavía no se ha hecho hincapié en todo lo que la literatura argentina "dijo" a partir de los escritos de Pavese. O si se quiere, basta con leer muchas de las versiones de Rodolfo Alonso y Pablo Anadón para comprender cuántas más cosas dijo nuestra poesía a partir de la poesía italiana del siglo XX.


La traducción reivindicativa
Digamos que la reivindicación del estatuto de las lenguas coloniales respecto de la lengua de la madre patria acompaña los debates desde la Independencia hasta nuestros días, con las posiciones que ya conocemos, y que van de un extremo al otro.


Lo cierto es que la industria editorial de los últimos años en lengua castellana, como resulta del hermoso volumen La traducción literaria en América Latina , compilado por Gabriela Adamo, ha privilegiado la variedad ibérica a la hora de difundir textos en lenguas extranjeras. No se trata sólo de una política lingüística normativa, ciega ante un público masivo latinoamericano que tiene problemas tangibles para digerir las traducciones españolas. Con el pase de las grandes editoriales argentinas a manos españolas, se trata más bien de una cuestión de política editorial. Uno de los más espinosos es la circulación inquietante de traducciones argentinas manipuladas. Como señala Gargatagli en el volumen recién citado, "a partir de 1976, se trasladaron a España catálogos enteros de las empresas argentinas que iban desapareciendo y las traducciones nacionales pasaron a ser un inmenso borrador que podía corregirse, plagiarse, editarse, denigrarse, peninsularizarse y enviarse otra vez a la Argentina".


A este propósito resulta imperdible el ensayo de Andrés Ehrenhaus, incluido en el volumen. Argentino exiliado y radicado en España desde hace décadas, Ehrenhaus, se reconoce traductor "huésped" en la lengua de España. A las objeciones de sus connacionales por la adaptación de la propia variedad lingüística replica que, a fin de cuentas, cualquier manipulación o sumisión de la propia variedad a la normativa peninsular implica siempre un desborde, una filtración, un desangrarse de la lengua materna, que deja sus huellas y sus manchas.


Cuando en los años noventa Antonio Aliberti, poeta argentino nacido en Sicilia, concluyó sus traducciones de Leopardi, confesándome que ese enorme trabajo lo había purificado y lo había preparado para su muerte inminente, no imaginaba quizá que su versión del monumental poeta italiano nos quedaría como testimonio maravilloso de esa lengua particular que los argentinos construyeron con el aporte de los inmigrantes italianos.


La traducción como compensación
Sin embargo, los argentinos no deberíamos olvidar tan a menudo que la lengua que hablamos tiene una larga historia, que no está hecha sólo de glorias, "el bronce de Francisco de Quevedo", según rezan los versos de Borges. En 1971, en Nueva York, el político, periodista e historiador catalán Víctor Alba (1916-2003), militante del Partido Comunista español, preso por el franquismo en Alicante y luego en Barcelona, exiliado en México y luego en Estados Unidos, fue invitado a participar de unas importantes jornadas sobre traducción. El original escrito de Alba, recogido por Sur, razona en torno a un tema ajeno a la cultura norteamericana, pero impelente en el caso de la lengua española: nuestra lengua ha hecho siempre las cuentas con contextos dictatoriales, dominados por el control y la censura de Estado. El traductor no ha sido indemne a los juegos acrobáticos de la lengua y a las paráfrasis disuasivas.


La traducción ideológica
Los años setenta fueron propicios para la ideologización de la práctica de traducción, cuyo principal problema pasó a ser la cuestión de la traducibilidad cultural. En esos años, la revista Pasado y Presente , en Córdoba, al traducir los Cuadernos de la cárcel , de Gramsci, planteó el siguiente problema: ¿hasta qué punto los postulados y las ideas relativas a la realidad italiana son traducibles en América Latina? ¿Conceptos como "hegemonía" o "intelectual orgánico" significan la misma cosa de un lado y del otro del Atlántico? El debate no era otra cosa que la traducción del propio debate que Gramsci había generado en sus Cuadernos , donde se preguntaba si las literaturas populares francesa y rusa del siglo XIX eran del todo traducibles en la Italia del mismo período. La historia de las ideas en América Latina ha sido, de por sí, una respuesta a la cuestión.


La traducción como experimentación
Patricia Willson, en La Constelación del Sur, ha trazado un panorama de las traducciones argentinas del grupo Sur, analizando las soluciones de Victoria Ocampo, José Bianco y Jorges Luis Borges. De las innumerables intuiciones críticas de la ensayista, rescato aquí una en particular: la idea de que la traducción fue y es en la Argentina un laboratorio estilístico, cuyo ejercicio de reescritura traductiva termina por filtrarse en las obras.

A los tres modelos que Willson propone, yo les sumaría las soberbias interpretaciones de Enrique Pezzoni de algunos textos italianos, que no han recibido hasta ahora la misma atención que sus textos críticos. Porque no habría que olvidar la bella metáfora de Jaime Rest en su ensayo "Reflexiones de un traductor": “El texto original es siempre una partitura que atesora en su silencio la forma ideal de la composición: el traductor no en vano es un intérprete, un ejecutante de la partitura”.

La traducción como saqueo
He dejado deliberadamente para el final la visión de la traducción como saqueo, idea que Borges ha injertado en nuestra cultura. Para Ricardo Piglia, el germen de las ideas borgeanas se halla en la traducción desviada del epígrafe " On ne tue point les idées " del Facundo , que Sarmiento atribuye equívocamente a Fortoul en vez de Diderot, y que traduce "mal" en la edición de 1845: "A los hombres se los degüella, a las ideas no". Allí estaría la vocación apócrifa de nuestra literatura.


Las distintas posiciones de Borges en torno a la traducción han sido analizadas puntualmente por Sergio Waisman. Así, la célebre frase de Borges "el concepto de texto definitivo no corresponde sino a la religión o al cansancio", hoy incluida en Discusión, lo llevó a afirmar que "la superstición de la inferioridad de las traducciones –amonedada en el consabido adagio italiano– procede de una distraída experiencia". Éstos serían los corolarios que conducen a la idea de traducción como falsificación, distorsión, desdoblamiento, apropiación, saqueo. Al final de su carrera, en "El oficio de traducir", en 1975, Borges afirma –expandiendo aún más las infinitas posibilidades de la traducción– que ésta no es sino una forma de "sentir el universo".


Si Borges se apropió de una gran cantidad de textos escritos en otras lenguas, será útil saber que en 1965 se negó a aceptar la invitación de los intelectuales latinoamericanos a traducir La Divina Comedia . Claudia Fernández Greco, estudiosa de la Universidad de Buenos Aires, está llevando a cabo un análisis titánico de las traducciones de Dante en la Argentina y acaba de aportar una interesante interpretación de esa negativa. Porque una literatura está hecha también de textos que nunca existieron.


Final
En 1958, Juan Rodolfo Wilcock se encuentra en Londres, lugar que había elegido para escapar de la Argentina reducida al enfrentamiento entre peronismo y antiperonismo. Desde su exilio voluntario, escribe cartas desesperadas a Miguel Murmis, a quien había conocido y frecuentado en Buenos Aires. Y entre notas personales, agrega críptico: "Veo la Argentina como una inmensa traducción". Wilcock, el amigo íntimo de Silvina Ocampo, que se había enemistado con Victoria, deja suspendida esta idea. Creo que con esta frase Wilcock quiso subrayar que lo que más añoraba de Buenos Aires era el espíritu cosmopolita de esos años, visible en la vocación omnívora por la traducción. La suya era una consideración elegíaca de aquello que había dejado para siempre. Su destino romano, así como su pasaje deslumbrante a la literatura italiana en breves años, no hubieran sido posibles sin ese recurrente sueño argentino, que consiste ante todo en traducir.



*Alejandro Patat ha sido Responsable de la Dirección Didáctica de la Asociación Dante Alighieri de Buenos Aires y Coordinador para América Latina del “Progetto Lingua Italiana” de la Società Dante Alighieri di Roma. Ha traducido a Montale en castellano y está cuidando la edición argentina de la Historia de la literatura italiana de Alberto Asor Rosa. Ha escrito algunos ensayos sobre la relación entre la cultura italiana y la cultura latinoamericana y ha publicado L’italiano in Argentina (Guerra, Perugia 2004) y Un destino sudamericano. La letteratura italiana in Argentina, 1910-1970 (Guerra, Perugia 2005). En Italia está por salir el volumen Patria e psiche. Saggio su Ippolito Nievo (Quodlibet, 2009). Es docente de Literatura Italiana en la Universidad de Buenos Aires e investigador en la Università per Stranieri di Siena. Ha dictado cursos y seminarios en Argentina, Italia, Serbia, Túnez y Suiza.

miércoles, 16 de octubre de 2013

The Routledge Handbook of Translation Studies

Hola, colegas.

Reproduzco esta entrada, desde el http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.mx/, en lo referente a un interesante libro-manual de estudios de la traducción, editado por Routledge Handbooks. Espero y sea de su interés y de su agrado.

Saludos cordiales,
Jorge Pérez Arteaga


Una acertada y cuidadosa selección de textos






Se publicó The Routledge Handbook of Translation Studies, editado porCarmen Millán yFrancesca Bartrina(Oxon y Nueva York: Routledge, 2013) y así lo comenta Marcos Cánovas, en El Trujamán, el miércoles 9 de octubre pasado. Eso sí: se debe considerar que son 576 páginas, que Amazon vende a 176 euros.







The Routledge Handbook of Translation Studies


La teoría de la traducción y los estudios sobre traducción se desarrollaron sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo pasado. Los académicos encontraron un terreno fértil para la joven disciplina: los trabajos se sucedieron, de manera que, ya en los años ochenta y noventa y hasta la actualidad, la investigación traductológica se ha mostrado extraordinariamente activa. En este contexto, resulta muy útil que, con cierta periodicidad, aparezcan obras que presenten el estado de la cuestión de los estudios sobre traducción. Un buen ejemplo de este tipo de aportaciones es el libro de reciente publicación The Routledge Handbook of Translation Studies. Editado por dos especialistas en teoría de la traducción, Francesca Bartrina y Carmen Millán, este volumen es una auténtica radiografía de la situación actual desde tres perspectivas: los estudios teóricos, las metodologías de investigación y la práctica de la traducción especializada.


Comenzando por el capítulo introductorio de José Lambert, siguen las aportaciones de otros cuarenta especialistas de primer nivel (aunque en muchos casos no sean los tradicionalmente más conocidos). Los trabajos se organizan en cinco partes. La primera se ocupa de los estudios de traducción como disciplina académica y encontramos artículos de Kirsten Malmjœr (perspectiva global de la situación actual), Yves Gambier (traducción audiovisual) y Franz Pöchhacker (interpretación).


La segunda parte trata de definir el objeto de investigación en los estudios de traducción: Theo Hermans habla de un tema tan sugerente como qué (no) es traducción, Guy Hansen, del proceso de traducción como objeto de investigación, Mira Kim trata la investigación en formación de traductores e intérpretes y Rosemary Arrojo, la relevancia de la teoría en los estudios de traducción.


La tercera parte revisa los marcos teóricos y las metodologías de investigación y, entre otros, encontramos trabajos de Nitsa Ben-Ari (revisión de la teoría del polisistema y de los estudios descriptivos), Pilar Godayol (género y traducción), Christiane Nord (funcionalismo) y Ricardo Muñoz (lingüística cognitiva y psicolingüística).


La cuarta parte se ocupa de la traducción especializada. Por mencionar algunas de las orientaciones, encontramos trabajos sobre traducción audiovisual (Jorge Díaz-Cintas, Frederic Chaume, Cristina Valdés o Eva Espasa), variedades de interpretación (Ebru Diriker, Maurizio Viezzi) y, además, capítulos sobre traducción jurídica, científica y técnica, traducción literaria o traducción de textos sacros.


La quinta y última parte reflexiona sobre los retos futuros, con aportaciones de Michael Cronin (globalización), Minako O’Hagan (nuevas tecnologías), Reine Meitlayers (traducción multilingüe), Juliane House (calidad en los estudios sobre traducción) y Ben Van Wike (traducción y ética).


Se trata, en definitiva, de una acertada y cuidadosa selección de textos que, desde puntos de vista diversos, reflexionan sobre los postulados teóricos que analizan los procesos traductológicos y llevan a cabo lecturas profundas y detalladas del panorama actual de la traducción.

sábado, 12 de octubre de 2013

Informe sobre la Ley de Protección de la Traducción y los Traductores

Tomando en consideración la entrada en lo referente a la ley de protección a la traducción y al traductor que se está promoviendo en Argentina reproduzco esta nota que publicó Jorge Fondebrider en el blog del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires: http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.mx/2013/10/un-paso-efectivo.html 




En los meses que van de marzo de este año a esta fecha, los traductores Estela Consigli, Lucíla Cordone, Andrés Ehrenhaus y Pablo Ingberg se reunieron para trabajar en un proyecto de ley que cubriera los intereses de los traductores y que, gracias a la intervención decidida de un legislador y su equipo, próximamente será sometido al Congreso nacional. Para informar sobre los distintos pasos de esta iniciativa y recabar opiniones por parte de los interesados, dos de los miembros de ese grupo se hicieron presentes en el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires ante un muy nutrido grupo de traductores. La velada, de real importancia transcurrió en los mejores términos. Los interesados pueden consultarla aquí:http://www.ustream.tv/recorded/39633141


Reunión informativa sobre el proyecto de Ley de Protección de la Traducción y los Traductores

Un cúmulo de circunstancias favorables, surgidas de ese magma en constante ebullición que es el ejercicio de la traducción y su lugar en el mundo, derivó hace pocos meses en la elaboración de un proyecto que parecía tan ambicioso como inalcanzable apenas un año atrás: una propuesta de Ley de Protección de la Traducción y los Traductores, presentada para su debate y eventual aprobación en la Cámara de Diputados de la Nación. Tantapomposa mayúscula es el bosque que viene a soslayar el árbol, que no es otro que la posibilidad real y efectiva de que la profesión cuente con una herramienta legal ágil y eficaz para alcanzar el objetivo soñado desde que la traducción es pieza fundamental de la industria del libro, y estamos hablando de muchas décadas e incluso siglos: la dignidad laboral y profesional de quienes la ejercen. Un grupo de traductoresprovenientes de distintos ámbitos y dotados de experiencias diversas, pero que podría estar compuesto por casi cualquier profesional de la traducción literaria, ofició de médium, recogiendo las reivindicaciones y aspiraciones del sector y dándoles forma de reglamento ad lib que los especialistas en materias legales y políticas se encargaron de estructurar y vestir como corresponde.


Este documento ya está en danza y ha llegado el momento de sacarlo a la luz pública y proponerlo a sus verdaderos recipientes, cuales son los traductores de libros de nuestro país, así como de consensuarlo con los restantes actores de la industria de la traducción. Cabe agregar que, de cobrar curso, se trataría de un hito prácticamente internacional, un modelo señero para beneficio de la profesión en muchas otras partes del mundo y un avance inédito en las condiciones de trabajo de los traductores locales. Pero no tiremos cohetes antes de tiempo; aún queda camino por recorrer y mucha labor de difusión que hacer. Y la amplia caja de resonancia del Club de Traductores es uno de los lugares fundamentales para hacerlo.


Estela Consigli: Profesora de francés y traductora literaria y técnico-científica de la misma lengua (IES Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández”). Se especializa en traducción de ciencias humanas y psicoanálisis para editoriales y clientes particulares. Secretaria de la AATI e integrante de la Comisión de Derechos de Autor.


Lucila Cordone: Traductora literaria y técnico-científica de inglés (IES Lenguas Vivas “Juan Ramón Fernández”) y docente en esa institución y en el Lenguas Vivas “Spangenberg”. Síndica de la AATI, donde integra la Comisión de Derechos de Autor y colabora con la organización de charlas y actividades para traductores. Traduce textos literarios y de ciencias sociales.



Andrés Ehrenhaus: Traductor, autor, editor. Vive en Barcelona desde 1976. Formó parte de las juntas directivas de ACEtt y CEDRO y es profesor del Posgrado de Traducción Literaria y Audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra. Publicó narrativa y novela en Argentina y España y tradujo más de cuarenta obras, entre ellas la poesía completa de Shakespeare.


Pablo Ingberg: Licenciado en Letras (UBA); publicó cinco libros de poemas, una novela y más de sesenta libros traducidos del griego antiguo, latín e inglés, además de poemas traducidos de esas mismas lenguas y del portugués, francés e italiano; cuidó las Obras completas de Shakespeare y dirige la Colección griegos y latinos de Editorial Losada.

viernes, 11 de octubre de 2013

El Centro Internacional de Traducción Literaria de Banff: presentación en el Círculo de Traductores



Para cerrar el año y el ciclo sobre opciones formativas,
el Círculo de Traductores tiene el honor de presentar la charla

El Centro Internacional de Traducción Literaria de Banff”
a cargo de Katherine Silver, Roberto Frías y Pedro Serrano

Martes 5 de noviembre de 2013, 17:00 horas
Centro Cultural de España en México
Guatemala 18, atrás de la Catedral Metropolitana
Metro Zócalo / estacionamiento junto a la entrada de Donceles 97

Entrada libre y gratuita
También pueden ver la sesión en línea y reproducir la grabación en:


Sinopsis:
En esta charla se difundirá el programa de residencias del Centro Internacional de Traducción Literaria de Banff (CITLB), en Alberta, Canadá, que cada año ofrece a 15 traductores literarios con un proyecto en curso la oportunidad de concentrarse en su texto en un entorno de ensueño, dialogar con colegas y asesores, y en muchas ocasiones también con los autores a los que están traduciendo. El CITLB tiene una convocatoria cada vez más abierta, que ya se extiende a traductores de todo el mundo. En esta ocasión, Katherine Silver, codirectora del Centro, viene a México expresamente a platicar sobre el CITLB y responder las preguntas y dudas de quienes se interesen en solicitar el apoyo de una residencia.

Más información sobre el CITLB aqui.

Esta imagen y la anterior están tomadas de la página del Banff Centre.


Sobre los ponentes:

Katherine Silver es codirectora del Centro Internacional de Traducción Literaria de Banff (CITLB). Es una traductora galardonada de literatura española y latinoamericana. Entre sus traducciones más recientes y a punto de publicarse se cuentan obras de Rafael Bernal, Daniel Sada, Horacio Castellanos Moya, César Aira, Jorge Luis Borges, y Marcos Giralt Torrente.

La foto está tomada de la entrevista que le hizo el periodista Michael Hingston en su sitio Too Many Books in the Kitchen, dentro de la serie de entrevistas cortas Q&A. La pueden consultar aquí.


Roberto Frías es traductor, escritor, periodista y editor. Ha traducido a Hanif Kureishi, Oscar Wilde, Thomas Hardy y Francisco Goldman, entre otros. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores y artista residente en Yaddo, Nueva York. Actualmente es consejero de las editoriales Anagrama, Galaxia Gutenberg, Acantilado y Random House-Mondadori. Colabora con la revista Letras Libres y con el suplemento Confabulario. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte y miembro del consejo consultivo del CITLB, donde representa a México y al FONCA.

La foto es de su twitter @El_sucinto


Pedro Serrano es escritor y editor. Obtuvo la Beca Guggenheim para poesía en 2007. La construcción del poeta moderno. T. S. Eliot y Octavio Paz se publicó en 2012. Entre sus traducciones están King John de Shakespeare, La generación del cordero. Antología de la poesía actual en las Islas Británicas (con Carlos López Beltrán) y Aligeren la oscuridad de Edward Hirsch. Es editor del Periódico de Poesía de la UNAM y miembro del consejo consultivo del CITLB, donde representa a México y al FONCA.

La foto la bajamos de la reseña que hizo Josu Landa de su libro La construcción del poeta moderno, publicada en Crítica. Revista Cultural de la Universidad Autónoma de Puebla núm 154. Pueden consultar la reseña aquí.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Bolsa de trabajo - reglas del juego




Queridos colegas,
Aunque nunca estuvo entre los objetivos imaginados del Círculo de traductores ser bolsa de trabajo, nos llegan cada tanto tiempo solicitudes laborales del más diverso tipo (pero dentro de nuestro ámbito, claro), que hemos decidido reenviar a todos los posibles interesados. Para sumarse a esta lista de envíos, basta con que envíen un mensaje a la dirección bolsadetrabajodelcirculo@gmail.com, con el asunto "Incluir en la Bolsa".
Así, a ese grupo le llegarán todas las solicitudes y ya cada uno decidirá si se pone en contacto con el solicitante o cliente, en función de sus intereses. Queda hecha la invitación, que no está cerrada a quienes estén en México, porque como sabemos por experiencia, ya no importa estar físicamente en el mismo lugar que quien solicita el servicio de traducción. Igualmente, pueden hacer extensiva la invitación a otros colegas.

Para que esta iniciativa resulte de provecho para todos y para que genere experiencias que nos vuelvan cada vez más ordenados, éticos y profesionales en nuestra vida laboral y gremial, los invitamos a seguir unas pocas "Reglas del juego". Estas reglas van a estar en constante actualización, así que por favor revísenlas seguido (última actualización: 8 de agosto de 2018). Igualmente, si tienen alguna sugerencia, la recibimos con gusto.

Reglas del juego

Uno
El Círculo de Traductores sólo es un enlace entre traductores y clientes o solicitantes de trabajo. El Círculo no es una instancia certificadora ni es una agencia ni es un tribunal laboral: así como no cobra comisión por hacer el enlace, tampoco responde por la integridad profesional de nadie (ni colegas ni clientes). Por lo mismo, en el Círculo no vamos a revisar ni juzgar los CV de nadie. Claro, si alguien se quema (sea cliente o colega), tampoco vamos a solaparlo. Será mejor para todos que cada uno se maneje con ética profesional. Aunque parezca de sentido común, quizás valga la pena aclarar que la idea es establecer un contacto directo entre traductores y clientes; es decir, no se vale que las ofertas las tome una agencia y luego subcontrate a otros traductores, ¿de acuerdo?

Dos
La mecánica del enlace es la siguiente:
1. El cliente envía su solicitud a la dirección bolsadetrabajodelcirculo@gmail.com, formulada lo más clara y detalladamente posible (ver regla Tres).
2. El Círculo reenvía la solicitud tal y como la recibe, con copia oculta a todos los inscritos en la bolsa de trabajo.
3. Los colegas interesados se ponen en contacto con el solicitante, adjuntando de preferencia su CV o información profesional. Para evitar que los clientes se saturen innecesariamente de CV, sólo respondan a la solicitud si están en condiciones de resolver ese encargo en particular, no "por si las dudas" ni para que el cliente los tenga en su agenda. Y también, de preferencia pongan su CV lo más compacto posible y en el cuerpo del correo electrónico, para agilizar el proceso de revisión.
4. El cliente elige al o los traductores que realizarán el encargo, se ponen en contacto, negocian, llegan a un acuerdo y se realiza el trabajo.
5. Si la experiencia fue buena, será agradable saberlo; si fue mala, saberlo será desagradable pero provechoso para todos, para tener el antecedente, aunque no sea función del Círculo juzgar ni defender. Lo mejor será que todos procuren ser profesionales.

Tres
Los clientes deberán expresar lo más clara y detalladamente posible lo que necesitan. Por su parte, los traductores deberán preguntar claramente al cliente cualquier otra cosa que necesiten saber. Como guía pueden usar los siguientes puntos:
a. Tipo de servicio requerido: traducción, interpretación, corrección, adaptación, cotejo, investigación, desarrollo de contenidos, etc.
b. Si es texto, sus características: tema, extensión (en palabras o caracteres), si se trata de un libro, un artículo, un capítulo, un abstract, un folleto, etc.
c. El plazo previsto para la entrega, el medio o publicación o formato en que va a aparecer.
d. Si es interpretación, sus especificaciones: tema, fecha, horario, lugar, si es consecutiva, simultánea o de otro tipo, si se cuenta con equipo, etc.

Cuatro
Establecer una tarifa justa. Si el cliente o solicitante ya tiene un presupuesto preestablecido, explicitarlo; si no, hay que aclarar que la tarifa se acordará con el traductor.
Cuando el presupuesto disponible sea muy bajo, especificar si hay compensaciones o gratificaciones de otro tipo: alguna remuneración en especie, reconocimiento de prácticas profesionales o servicio social, posibilidad de establecer una colaboración prolongada, posibilidad de retroalimentación generosa (muy benéfica para quienes se están formando, y en general para todos), etc.
Si se está pidiendo un apoyo solidario, especificarlo claramente, así como los beneficios o compensaciones para el traductor. Lo que no se vale es pedir apoyos solidarios o servicio social sólo por ahorrarse honorarios.
La gran duda suele ser (para ambas partes), ¿cuánto es una tarifa justa? A modo de referencia y según lo platicado entre colegas, buscaríamos no bajar de 1.5 pesos por palabra, sea para traducción especializada o traducción editorial no especializada (actualización del 8 de agosto de 2018, por sugerencia de varios colegas).
Se sugiere también que en circunstancias especiales aumente la tarifa: urgencia (cuando el plazo nos obliga a trabajar por encima de nuestro ritmo estándar), formato (cuando la presentación final requiere invertir tiempo adicional en generar tablas, diagramas, texto formato u otras cuestiones de formato) o especialización (cuando la investigación adicional represente un aumento de tiempo incluso para el traductor especializado). El aumento será proporcional al tiempo extra.

Cinco
Para asegurar la calidad del trabajo, puede servir que los traductores envíen su CV o referencias profesionales, y también que los clientes soliciten una prueba de traducción o de trabajo.
A algunos colegas les ofende que les pidan una prueba cuando tienen un documento que avala una formación profesional. Sin embargo, cada encargo es diferente y las pruebas de trabajo lo son para ambas partes: le permiten a cada una saber si podrá colaborar satisfactoriamente con la otra.
La prueba debe tener una extensión proporcional al trabajo requerido, y consideramos reprobable que un cliente quiera resolver la traducción de un texto uniendo las pruebas que encargó a varias personas distintas. Lo ideal es que la prueba de traducción se pague.

Seis
Una vez establecidas las condiciones del encargo, será muy conveniente firmar un contrato o acuerdo de colaboración, así sea un encargo pequeño. Puede ser uno elaborado ex profeso o alguno que tomen como modelo. Si el cliente y el traductor no están físicamente en el mismo lugar, pueden servir como sustento los intercambios por correo electrónico, incluido el contrato al que lleguen en versión digital. Pueden consultar algunas recomendaciones contractuales en Translators Cafe, así como modelos de contratos editoriales en ACE Traductores de España (ACE-Traductores) y en la Asociación Canadiense de Traductores Literarios (ATTLC/LTAC).

Siete
Cuando alguien reciba una oferta de trabajo que no pueda aceptar en ese momento, la puede reenviar al correo bolsadetrabajodelcirculo@gmail.com para que se difunda entre los colegas.


Última actualización: 08 de agosto de 2018.

La foto que ilustra esta entrada es de  Adam Jones,
"Niños jugando ajedrez en Santiago de Cuba, enero de 2003"
(utilizada con permiso del autor)
adamjones.freeservers.com

martes, 8 de octubre de 2013

Ley de traductores y traducciones para Argentina

Queridos colegas,

En Argentina se está promoviendo una Ley de Traductores y Traducciones.

Reproducimos la nota que publicó ayer Jorge Fondebrider en el blog del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires: http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.mx/2013/10/un-paso-efectivo.html

Ayer mismo fue la sesión presencial del Club en la que se presentó la propuesta. Pueden ver la sesión aquí: http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.mx/2013/10/informe-sobre-la-ley-de-proteccion-de.html

El jueves pasado, Pablo Ingberg, otro de los impulsores de la ley, publicó una nota en Tiempo argentino: http://tiempo.infonews.com/2013/10/03/especiales-110548-nueva-ley-para-los-traductores.php

¿Vamos pensando en algo así para México?

Aquí la entrada del blog del Club del día de ayer, lunes 07 de octubre:


Un paso efectivo
Andrés Ehrenhaus es un notabilísimo miembro del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires. Vive en España hace más de treinta y cinco años. Allí se hizo traductor y, con el tiempo, llegó a ser vicepresidente de ACEtt, la asociación que reúne a los escritores y traductores de la Península. Sin embargo, viaja varias veces al año a la Argentina y está perfectamente al tanto de la situación de la profesión en nuestro país. De hecho, con Estela Consigli, Lucila Cordone y Pablo Ingberg, es uno de los miembros del grupo impulsor del proyecto de Ley de Traducciones y Traductores, que se expondrá hoy en el CCEBA, en el marco de la reunión mensual del CTLBA. Por esta circunstancia, nos hizo llegar estas palabras.


Hacia el fin del llanto
La traducción literaria está viva y sana y vive en los libros del mundo entero. Podría decirse sin temor a incurrir en la balandronada que nunca ha estado tan viva y tan sana, que nunca ha habido tantos libros traducidos de tantas lenguas a tantas otras como en los últimos lustros. Los que no están tan vivitos y coleantes como la traducción son los propios traductores. Podría decirse sin temor a incurrir en la hipérbole que nunca ha habido tanta distancia entre la salud de una y la poca salubridad laboral de los otros. Es cierto que hace tan sólo algunos siglos se solía quemar en la hoguera a los traductores de la Biblia y que a los traductores de libros impuros se les cortaban diversos apéndices músculoesqueléticos, pero ahora que esa publicaciones no sólo no están perseguidas sino que arrojan pingües dividendos, el traductor querría merecer algo más que la indulgencia de la sociedad y empezar a percibir lo que le corresponde, en tanto autor, de los beneficios que produce la explotación de su obra.
En este mundo de ahora, los estados se rigen por reglamentos más o menos acatados que se llaman leyes. Las hay que regulan la mayoría de los aspectos de la vida cotidiana, económica, cultural, laboral, frugal o espiritual de los ciudadanos, y ello no excluye, por supuesto, a la actividad creativa que damos en llamar literatura y que, hasta hace bien poco y quién sabe hasta cuándo, se viene envasando en forma de libro. La traducción es una forma de creación literaria: es aquella que se deriva del uso creativo de una obra determinada, transformándola en otra de igual naturaleza. A diferencia de la obra original, la traducción no existiría por sí sola; sin embargo, necesita tal como la obra original de un autor capaz de crearla: el traductor. Y en tanto obra de creación, la traducción cuenta con los mismos derechos autorales que las obras de creación originales. Todo lo cual está recogido en esa legislación a la que aludíamos antes y que, en nuestro país, lleva el simpático nombre de 11.723. Esta ley es la que se ocupa de regular los usos comerciales y culturales de la propiedad intelectual de todas las obras de todos los ámbitos: abarca un amplio espectro.
Lo cierto es que, incluso al amparo de esa ley, la traducción así llamada literaria (pero mejor entendida como traducción de obras de creación no sólo intelectual sino también y, a veces, sobre todo estética) continúa dejando en evidencia la situación antes descrita: cada vez se traduce más y mejor, y sin embargo cada vez se abre más la brecha entre la excelencia de la profesión y la precariedad laboral y económica de los profesionales. Se nos dirá que el mundo actual es así. Quizás con (amarga) razón. Pero ello no obsta para que los traductores literarios demos pasos prácticos y efectivos hacia la concreción de herramientas administrativas –es decir, no puramente éticas o conceptuales– que nos acerquen a nuestro modestísimo objetivo: vivir de nuestra actividad profesional. De ahí que haya surgido, casi por arte de ensalmo, esta iniciativa que yacía latente en el corazón de todos los traductores literarios de nuestro bienamado país: una ley propia capaz de regular los intríngulis de la actividad y que permita tanto el desarrollo del negocio editorial y de las industrias culturales adyacentes como la seguridad necesaria para que los profesionales de la traducción podamos contribuir a ese objetivo sin padecer contraproducentes penurias por el camino. Una ley que no sólo nos equipare a los profesionales de otros países sino que nos ponga a la cabeza mundial de la protección de la traducción y los traductores como generadores de riqueza y recursos culturales. Una ley que regule de manera equitativa para todas las partes la relación que se establece cada vez que alguien encarga una traducción para su reproducción, distribución y venta. Una ley que fortalezca ese vínculo y lo potencie a fin de que se hagan y vendan y lean más y mejores libros, mejor traducidos, mejor editados, mejor disfrutados. Una ley que, a partir de aquí y ahora, ofrecemos en forma de proyecto avanzado a todos los profesionales del sector.
Un cúmulo de circunstancias providenciales ha favorecido la materialización y puesta en marcha del proyecto, que ya rueda por los pasillos legislativos. Esta iniciativa pretende, más que nada, acabar con nuestra atávica tendencia al llanto, no por medio de la autorrepresión, la insensibilidad o el ascetismo sino gracias a un marco legal en el que podamos transformar esa tradicional sensación de desamparo y fragilidad en una base digna para el desarrollo de nuestro trabajo. Para ello tenemos que ser conscientes de que sin industria y comercio del libro sanos y fuertes no habrá trabajo, ni digno ni indigno; y es preciso también que la industria entienda esta iniciativa como un paso hacia la mejor sistematización de los procesos que nos involucran y nunca como un hacha de guerra envuelta en celofán. O vamos juntos y con objetivos comunes o esto se va a volver cada vez más incierto, a pesar de la espectacular salud de la traducción en el mundo.
Pero, ¿qué propone un poco más en detalle este proyecto de ley? En primer lugar, define y aclara los términos del contrato entre partes que es el encargo de traducción, y lo hace con un espíritu de equitatividad y proporcionalidad que tiñe, por así decirlo, todo el articulado: una parte proporcional, no exagerada ni pretensiosa, de lo que genera la explotación de la obra debe corresponderle al autor de la transformación. Mientras los traductores argentinos no participen en su medida, y si los hay, de los beneficios que genera la explotación de su trabajo, estarán más cerca de ejercer un oficio que una profesión. Peor aún: la posibilidad de ceder sine die los derechos patrimoniales de esa obra equivalía a una renuncia implícita de su autoría, único y paradójico patrimonio del traductor; esta eventualidad se descarta de plano en la propuesta de ley. El proyecto pretende regular además los numerosos huecos técnicos y todos aquellos aspectos que, por su especificidad traductoril, la entrañable 11.723 deja librados a interpretaciones y usos que nos dejaban y, las más de las veces, todavía nos dejan como a nuestros hermanos los indios. Por último, plantea la necesidad de importantes medidas de impulso y fomento de la traducción por parte administrativa, como la creación de premios, ayudas e instancias que favorezcan la formación, la comunicación, el desempeño y el reconocimiento de los traductores. Esperamos sinceramente que todo esto sea un paso efectivo hacia el final del llanto y que a partir de ahora se nos reconozca allí donde vayamos por nuestra serena sonrisa profesional.