Colegas:
Nos comparte Karina Bailey la traducción que hizo de un texto de Richard Gwyn, que apareció como entrada en su Ricardo Blanco's Blog el 19 de agosto de este año (en este enlace). Seguramente recuerdan que el pasado día del niño, Richard Gwyn ofreció una charla en el Círculo de Traductores (en este enlace). Que lo disfruten,
Lucrecia
Ficciones y forasteros:
Borges y Alastair Reid
por Richard Gwyn
traducción de Karina Bailey
El primer cuento que leí de Borges, cuando tenía 18 años, fue “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius”. Aun si en aquel momento ese nombre no hubiera significado nada para mí, la traducción era de Alastair Reid. Pasaron cuatro décadas y tuve oportunidad de conocerlo, a sus 88 años, un poco desgastado, pero alerta y con los ojos tan brillantes como los de un ave de páramo. Vive en Nueva York pero pasa los veranos en la región de Dumfries y Galloway donde nació y transcurrió su infancia. Yo ya sabía que Alastair sería un abrevadero invaluable de experiencias y anécdotas para mi investigación sobre literatura latinoamericana, especialmente en torno a Borges, Neruda y Gabriel García Márquez, a los que conocía muy bien, sobre todo a Borges. Y así fue como, una soleada mañana de julio, junto con mi amigo Tom Pow, atravesé la campiña de los Dumfries para llegar a nuestra cita.
Aún tengo que transcribir la grabación de la entrevista, pero dos cosas destacaron en nuestra conversación. Ninguna de ellas sorprenderá a aquellos familiarizados con la obra de Borges, pero aun así a mí me resultan fascinantes.
Según Alastair Reid, traducir a Borges era por momentos como retraducir algo que se hubiera escrito originalmente en inglés y luego traducido al español. Parece que esto se debe a la familiaridad que tenía Borges con el idioma inglés ya que tuvo una abuela británica, fue criado de forma bilingüe y aprendió a leer en inglés desde muy pequeño. La tarea del traductor, entonces, era como regresar la historia a su idioma original, algo que Alastair describió como una experiencia desalentadora e inquietante, muy diferente a la de traducir a otros escritores hispanos.
La otra cosa que me llamó la atención de nuestra conversación fue la insistencia de Alastair en que para Borges todo era una ficción. Como explica en su ensayo “Fictions” (de la maravillosa colección Outside In): “Borges se refirió a todos sus textos, ya fueran ensayos, cuentos, poemas o reseñas, como ficciones. Nunca planteó una teoría particular de la ficción, y sin embargo es la clave para su visión lúcida, profunda e irónica de la existencia”. Yo tenía una vaga conciencia de esto, pero no al grado de pensar que permeara su acercamiento a la literatura y al mundo. En su ensayo, Alastair Reid profundiza:
“Una ficción es cualquier construcción de la lengua, ya sea un cuento, una explicación, un plan, una teoría o un dogma, que da cierta forma a la realidad.
La realidad, aquella que está más allá de la lengua, funciona sobre todo con leyes indescifrables, leyes que no entendemos y sobre las que tenemos un control limitado. Para darle cierta forma a la realidad, concebimos diversas ficciones.
Se entiende que una ficción nunca puede ser verdad, ya que la naturaleza de la lengua es completamente diferente a la naturaleza de la realidad”.
Y así continúa.
Los ensayos de Alastair Reid tienen tantas observaciones y comentarios de los escritores con quienes ha trabajado (el ensayo “Basilisk’s Eggs” de 1976 es otra joya) que resumirlos sería injusto. Y esta es sólo parte de la historia: algunos de los textos más notables de Reid tienen que ver con sus propias reflexiones sobre el viaje y la identidad: por un lado sus orígenes escoceses, o raíces (palabra que él trata con cautela), y por otro los años errantes. Quizás mi favorito es “Notes on being a Foreigner” en el que el autor hace observaciones astutas y exactas, creo yo, sobre el estado o condición en el que una persona nace, en oposición al de a un turista o expatriado, por ejemplo.
“Los turistas son a los forasteros lo que las bebidas ocasionales son a los alcohólicos, toman la extrañeza y la alienación en dosis pequeñas y emocionantes, y además, se protegen bien contra la soledad […] Un expatriado se mueve cómodamente porque aun retiene, en el fondo de la memoria, la conciencia de que tiene un verdadero país, más real que cualquiera de los que ha escogido. Así, sólo está cómodo con otros expatriados […] El forastero se involucra con el lugar en el que está. No tiene otra casa. No hay un paisaje secreto que lo espere, no hay raíces que lo llamen. Está verdaderamente perdido, si se quiere, y en una posición para redescubrir el mundo, de afuera hacia adentro”.
Y en cuanto a estar “verdaderamente perdido”, ese es un tema que continuará (si logro regresar a Gales).
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El texto original en inglés está en: http://richardgwyn.me/2014/08/19/fictions-and-foreigners-borges-and-alastair-reid/
La imagen del Iridosornis rufivertex o "musguerito paramuno", que es una de las incontables aves de páramo que existen, en este caso de nuestro continente, es de Juan Antonio Ocampo y proviene de la página Aves de Caldas": http://birdsmanizales.blogspot.mx/p/aves-del-paramo.html
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