Queridas, y también queridos, colegas:
A manera de regalito en este día de la mujer, les compartimos el artículo
"Érase una vez una mujer sentada. Una aproximación personal a ‘El entusiasmo’ de Remedios Zafra" escrito por Carmen G. de la Cueva, recomendado por Marianela Santoveña y publicado en
ctxt.
Aunque un poco desolador, ya que trata sobre la precarización del trabajo cultural femenino o "feminizado", nos ha gustado mucho porque ahí cabemos perfectamente las traductoras y bichos afines. Y sí, estamos conscientes de que los hombres también sufren de esta precarización, pero como explica la autora hacia el final del artículo, este tipo de profesiones siguen siendo mayoritariamente femeninas.
¡Ojalá que lo disfruten!
Aquí dos párrafos del artículo para abrir boca:
"¿Quién custodia nuestro tiempo? ¿Quién? En El tiempo regalado (Libros del Asteroide, 2018), Andrea Köhler afirma que en nuestro tiempo existe la manía de ver las horas del día como si fueran un presupuesto del que disponemos: cuando el tiempo se experimenta como retraso, estamos ante una pulsión explotadora. El filósofo Zygmunt Bauman se pasea por las páginas de El entusiasmo para recordarnos lo que ya enunció en Vida líquida: que la de nuestra generación es “una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante. Las más acuciantes y persistentes preocupaciones que perturban esa vida son las que resultan del temor a que nos tomen desprevenidos, a que no podamos seguir el ritmo de unos acontecimientos que se mueven con gran rapidez”. No puede detenerse. A mayor velocidad, menor es el peligro de caída. “La vida en la vida moderna líquida”, dice Bauman, “es una versión siniestra de un juego de las sillas que se juega en serio”. ¿Cómo adaptarse al vértigo constante, a las fisuras del hielo bajo nuestros pies?"
|
Estudio de Virginia Woolf en Sussex.
|
"¿En qué momento el cuarto propio reivindicado a finales de los años veinte por Virginia Woolf pasó de ser un espacio revolucionario a una especie de prisión autoimpuesta? Creamos blogs, revistas, editoriales, somos freelance porque el entusiasmo punza y nos arrastra y, sin saber muy bien cómo, nuestro día a día consiste en trabajar desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche en pijama delante de una pantalla y mandar mails con propuestas a editores y editoras que quizá contesten o que, la mayoría de las veces, dejen nuestros mails cubriéndose de polvo de bytes y a nosotras hundiéndonos en la frustración".
Aquí la liga al artículo completo:
Imagen 1, tomada de:
Imagen 2, tomada de: