Bárbara Bertoni nos comparte algunos testimonios que ha recogido de quienes participaron en emisiones anteriores del laboratorio de traducción literaria italiano-español.
Nos informa también que las inscripciones para la cuarta edición de este taller-laboratorio seguirán abiertas un par de semanas más.
En este enlace los detalles:
http://circulodetraductores.blogspot.mx/2017/08/nuevo-laboratorio-de-traduccion.html
Bárbara Bertoni y Tomás Serrano con uno de los grupos |
"Me integré al
Laboratorio de traducción de italiano cuando comenzó el proyecto Scarpa, el
tercero dentro de esta dinámica de traducción colectiva; me integré, por una
parte, porque amo el idioma italiano sólo apenas un poco menos que el español y
porque disfruto de la actividad traductora, pero también porque dos buenos
amigos me aseguraron que sería una grata experiencia. Y así fue.Trabajar
un mismo proyecto en equipo para mí ha sido la posibilidad de entablar un
puente con gente que se ha formado en diferentes disciplinas, lo que no hacen
sino sumar a la experiencia lectora. Creo que una de las cosas que más me gustó
del laboratorio es que permite romper con la imagen de traductor ermitaño. Si
bien no traducimos ahí juntos, sí nos enfrentamos juntos a la misma obra y la
revisión, al ser colectiva, permite abrir los oídos a soluciones tan diversas
que no es raro que se adopte la propuesta de otro compañero porque da un aire
más auténtico o porque recrea de mucho mejor manera algún fragmento.
Alma Martínez
Ibáñez
"Yo no soy traductora profesional, no estudié ni letras, ni filología,
ni lingüística; soy cirujana dentista. Me apasionan los idiomas, la literatura,
las palabras. Antes de este taller nunca había traducido nada, y de repente ya
tenía en mis manos ¡¡la responsabilidad de traducir parte de un libro!! No
sabía cómo empezar, ni si lo haría bien o mal… me dejé llevar por un poco de
instinto, por el mucho o poco bagaje cultural y literario que tengo y sobre
todo por el estudio y la investigación. Lo más importante es que no lo hice
sola, lo más relevante de este trabajo es que cada capítulo está hecho de ideas,
conocimientos y aportaciones de un grupo muy especial de personas que tenemos
en común el amor por los idiomas y por la traducción; un grupo llevado de la
mano por dos profesores que pudieron hacer que todas esas ideas confluyeran y
dieran forma al producto final.
Como primera experiencia (no sólo traduciendo,
sino tomando un taller de traducción) tuve buena suerte, porque no sólo tuve a
dos profesores, sino a 15 maestros más. Aunque en el futuro tal vez no tenga a
17 personas que me ayuden o corrijan (como les encanta), no dudo que me vayan a
venir a la mente. Como cuando quiera traducir una grosería y me diga: ¿Qué
pondría Rafael aquí? O cuando me falte el sentido común y me acuerde de
Sharbel.
Valeria
Téllez
"El taller de traducción literaria italiano-español que imparten
Barbara Bertoni y Tomás Serrano representa un admirable trabajo de coordinación
lingüística y creativa de la voz y palabra expertas que se consolidan con el
resultado de la traducción colectiva de una obra literaria. Mi
participación en la modalidad a distancia en este taller, ha sido posible
gracias a la visión de Barbara y Tomás que pudo romper las fronteras
geográficas y desafíos de la distancia brindándome la oportunidad del
acercamiento a la práctica de la traducción literaria colectiva desde Campeche,
la ciudad en la que vivo".
Gabriela De la Cruz
"Estudié la
Licenciatura en Lengua y Literaturas Modernas Italianas en la Facultad de
Filosofía y Letras de la UNAM. Me he formado como traductor literario en los
seminarios de especialización de la licenciatura así como en talleres
organizados por el Círculo de Traductores y el Instituto Italiano de Cultura Ciudad
de México; en este último he cursado tres talleres de traducción colectiva con
los profesores Barbara Bertoni y Tomás Serrano.
El primer
taller de traducción colectiva en el que participé fue en el de la traducción
de la novela de Pino Cacucci Demasiado
Corazón, en el cual tuve la oportunidad de confrontar mi trabajo con el de
otros traductores profesionales y personas que apenas estaban aprendiendo el
arte de traducir. Fue una experiencia totalmente nueva, puesto que en los
seminarios en la facultad estaba acostumbrado a comparar mis traducciones con
las de mis compañeros: traducíamos el mismo texto pero las observaciones eran
individuales y las revisiones, por cuestión de tiempo quizá, no eran tan
minuciosas. En los talleres de traducción nos hemos dado a la tarea de revisar
nuestras traducciones detalladamente, porque son talleres que tienen como
finalidad la publicación de la traducción y por lo tanto no nos podemos
permitir errores. En el caso de la novela de Pino Cacucci nos enfrentamos ante
el reto de dar verosimilitud en los diálogos de los personajes, ya que era un
texto ambientado en México y el autor, a su modo, tradujo muchos de nuestros
modismos y expresiones. Por la misma razón de que éramos un grupo muy
heterogéneo, tanto en experiencia como en edad, fueron nuestras diferencias las
que hicieron que nuestro trabajo se enriqueciera, puesto que todos aprendimos
un poco de los demás.
En el
segundo taller de traducción tradujimos la novela Costellazione Familiare de Rosa Matteucci, un texto que implicó
varios retos, ya que tenía diferentes variaciones de registro, hápax,
referencias literarias escondidas y referencias culturales de ciertas regiones
de Italia, además del uso de léxico italiano del siglo XIX. Fue una experiencia
muy enriquecedora como traductor, ya que además de que pudimos superar en grupo
los retos que el texto exigía, tuvimos la oportunidad de conocer personalmente
a la autora de la novela y pudimos convivir con ella y conocerla más allá de
esa barrera escritor/traductor, además de que aportó su ayuda para explicarnos
los elementos que no quedaban del todo claros. Rosa Matteucci resultó ser una
persona muy accesible. En el tercer taller, ya prácticamente todos nos
conocíamos y la novedad fue trabajar con compañeras traductoras de Argentina y
otros estados de México, las cuales hicieron que se ampliaran nuestras opciones
a la hora de traducir y nos ayudaron a entender un poco más de su cultura,
porque aparentemente hablamos el mismo idioma pero los matices son muy
diferentes. En este taller tradujimos el libro de Tiziano Scarpa, Corpo.
En los
talleres de traducción colectiva a pesar de conformar grupos muy heterogéneos,
nos hemos encargado de que el fruto de nuestro trabajo sea lo más homogéneo
posible, respetando la palabra, que es sagrada, si pensamos en la palabra como
el principio de todo como dice el íncipit del evangelio de San Juan: “In principio erat Verbum et Verbum erat apud
Deum et Deus erat Verbum”, nosotros tratamos de echar abajo la idea de traduttore traditore que tanta
credibilidad le ha quitado a nuestro trabajo. Recomiendo ampliamente el taller
de traducción colectiva en el Instituto Italiano de Cultura Ciudad de México".
Rafael Hernández
Aguilar
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