Queridos colegas,
El Foro Lenguas 2017 para intérpretes y traductores, organizado por InterpretAmerica y la Fundación Italia Morayta, se llevará a cabo del 28 al 30 de septiembre en la Ciudad de México.
Nos informan que hoy es el último día de descuentos por inscripción anticipada.
En este enlace pueden acceder al formato de inscripción.
Y aquí el enlace al programa:
http://www.interpretamerica.com/es/lenguas-program
miércoles, 30 de agosto de 2017
lunes, 28 de agosto de 2017
Convocatoria abierta: II Foro Internacional de Traducción Especializada 2017
Queridos colegas,
El Departamento de Traducción e Interpretación (DTI) de la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción (ENALLT) convoca a los interesados a participar como ponentes o talleristas en el II Foro Internacional de Traducción Especializada (FITE) 2017, cuyo tema este año será:
"La dimensión social de la traducción especializada."
El foro tendrá lugar los días 29 y 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2017 en Ciudad Universitaria. Los interesados en participar deberán registrar sus propuestas en el sitio
El Departamento de Traducción e Interpretación (DTI) de la Escuela Nacional de Lenguas, Lingüística y Traducción (ENALLT) convoca a los interesados a participar como ponentes o talleristas en el II Foro Internacional de Traducción Especializada (FITE) 2017, cuyo tema este año será:
"La dimensión social de la traducción especializada."
El foro tendrá lugar los días 29 y 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2017 en Ciudad Universitaria. Los interesados en participar deberán registrar sus propuestas en el sitio
https://goo.gl/P5MTwr antes del 24 de septiembre.
En este enlace pueden descargar el PDF de la convocatoria:
sábado, 26 de agosto de 2017
Rulfo, lector de traducciones
Queridos colegas,
Iván Garcia nos comparte este texto, reseña del libro Ladridos, astros, agonías. Rilke y Broch en el lector Rulfo de Víctor Jiménez, sobre las relaciones que el autor mexicano estableció, a través de la lectura, con los dos autores alemanes.
El texto aparece también en el último número de la revista "Crítica".
El texto aparece también en el último número de la revista "Crítica".
¡Que lo disfruten!
Rulfo, lector de
traducciones
por Iván García
Es agosto de 1946. Arístides
Gregori –nombre remoto, escondido– acaba de publicar en Argentina su traducción
de una de las grandes obras de todos los tiempos: La muerte de Virgilio, de Hermann Broch –nombre un poco más sonoro–,
que publicó su libro a fines de junio de 1945. Es, también, fines de 1946 o
principios de 1947: Juan Rulfo está leyendo ya esa traducción, y de manera muy
acuciosa. En su ejemplar argentino, hay corchetes, llaves y varias otras marcas.
Incluso, en la página 75, hay una pequeña enmienda de ritmo. Quién sabe, quizá
hasta copió algunas páginas a mano o a máquina, como solía hacerlo con los
libros que más le interesaban. Lo cierto es que Gregori, Broch y Rulfo, en esos
años luminosos para la literatura, dieron un ejemplo de lo que realmente es tener
interés por las palabras.
Que Rulfo no fue un lector “básico”,
con una formación exigua, es algo que ya tendría que estar totalmente claro. Suficientes
esfuerzos se han hecho para desbaratar ese disparate. Que Rulfo no se
enganchara con la imagen de un lector con tufos aristocráticos, es otra cosa. Pero
lector era, y un gran lector, como ya hemos podido advertir en Retales, en sus versiones de las Elegías de Duino y en su gusto por los
cronistas novohispanos, por citar apenas tres ejemplos. Otra cosa es también
que no fuera de esos lectores que se apresuran a manejar libros y autores con
una solvencia insoportable. Su relación con las palabras pasaba por una oscura,
lúcida y fecunda asimilación.
Ladridos, astros, agonías. Rilke y Broch en el lector Rulfo, del arquitecto Víctor Jiménez, es una de las más recientes obras difundidas por la Fundación Juan Rulfo, que dirige el propio Jiménez. Su cometido es muy simple: culminar un acercamiento a Rulfo que nos permita ver, como explica Alberto Vital en el prefacio, “que estamos ante un autor de lecturas muy amplias” y que “no fue un autor testimonial o realista a la manera del realismo decimonónico.” Pero el estudio consigue más. Como advierte también Vital, Jiménez logra despejar aquella otra embestida que busca influencias en el narrador jalisciense para normalizar sus méritos: “Hoy Víctor Jiménez termina de subvertir la fórmula: mientras más lecturas se le detecten, más original será el autor.”
Ladridos, astros, agonías. Rilke y Broch en el lector Rulfo, del arquitecto Víctor Jiménez, es una de las más recientes obras difundidas por la Fundación Juan Rulfo, que dirige el propio Jiménez. Su cometido es muy simple: culminar un acercamiento a Rulfo que nos permita ver, como explica Alberto Vital en el prefacio, “que estamos ante un autor de lecturas muy amplias” y que “no fue un autor testimonial o realista a la manera del realismo decimonónico.” Pero el estudio consigue más. Como advierte también Vital, Jiménez logra despejar aquella otra embestida que busca influencias en el narrador jalisciense para normalizar sus méritos: “Hoy Víctor Jiménez termina de subvertir la fórmula: mientras más lecturas se le detecten, más original será el autor.”
¿Cómo es esto posible? No por un traslado
tosco de la lectura, como quien busca barajar un capital de formas, sino mediante
una sutil diseminación, mediante ecos –como apunta Jiménez a partir del estudio
de Zarina Martínez (“Juan Rulfo: ecos de Knut Hamsun”). O mediante murmullos –como
tal vez habría dicho Rulfo–, donde la palabra ha perdido solidez, límites
reconocibles, para volverse flujo. Incide también, desde luego, el estudio de
mecanismos y herramientas que a menudo no están o no son habituales en nuestra
lengua y que a veces llegan con la traducción (es decir, con la lengua de
llegada extrañándose de sí misma a raíz de lo traducido, con la lengua de
llegada traicionándose gracias a ese elemento que contrabandea la traducción). Pero
aun esto debe hacerse eco, diseminación, flujo casi sanguíneo. El murmullo
tiene la virtud de hacerse dúctil, atravesar interregnos, crear aleación con
otros elementos, y esto permite que en vez de tener un encajamiento explícito de
formas, tengamos una gama de fuerzas alimentando la vitalidad de un nuevo
original.
Rainer Maria Rilke |
Juan Rulfo |
La segunda parte del ensayo está
dedicada a distinguir la presencia de La
muerte de Virgilio en Rulfo, quien no sólo leyó la versión de Gregori, sino
que también adquirió la que José María Ripalda hiciera a partir de la del
traductor argentino. Sin embargo, a diferencia del escrito juvenil de Rilke –donde
podemos encontrar “las mismas palabras de la traducción de García Máynez en
unas pocas expresiones cortas y aisladas de Rulfo”–, la “transmisión” o el
“trasvase” de algunas ideas y expresiones de Broch se da de un modo muy distinto.
Aún así, astros y agonías, más “la noche, con su densa negrura”, que dominan la
narrativa de Broch, encuentran empatía en la de Rulfo: “en algunos cuentos
–como apunta el especialista– y en Pedro
Páramo la noche es sin duda parte importante de lo que ocurre en cada
narración, y en la novela una estrella, la vespertina –asociada a la luna–,
tiene un papel destacado como tema crípticamente significativo en el desarrollo
de los acontecimientos: algo similar ocurre con la luna en algunos cuentos y
parcialmente en Pedro Páramo”. No
hace falta recordar que abundan las agonías en Rulfo. Además, advierte Jiménez
sobre Broch, “en el terreno de la escritura es muy notorio el recurso a la
repetición de palabras dos, tres o cuatro veces en la misma frase o el mismo
párrafo, sin preocupación alguna por lo que diría un manual de estilo: el
lector puede recordar que esto es algo característico también de la obra de
Rulfo.” El análisis de Jiménez es más minucioso, pero baste con estos ejemplos
para dar una idea de su cometido.
Si el ensayista se aventura a trabajar
con todas estas “huellas posibles” de Rilke y Broch, dos nombres absolutos de
la literatura mundial, no es para acercarle respaldos a la obra de Rulfo. Ésta
no necesita ninguno. Lo hace para señalar que Rulfo fue un gran lector (no sólo
por la cantidad de libros que leyó, sino por el modo en que lo hizo) y que ver
en él a un autor realista es perderse de prácticamente todo. Eso lo logra Jiménez
de manera notable, con una escritura sobria y respetuosa, acorde con lo que
está estudiando.
Hermann Broch |
¿Que la tremenda traducción de Gregori-Ripalda en realidad no es adecuada? Es
posible. José María Pérez Gay, en El
imperio perdido, dedica un ensayo a Broch y allí señala: “La muerte de Virgilio es una búsqueda y
una reconquista del lenguaje; un acto de fe en los poderes de la literatura. Es
además una novela casi intraducible. El idioma alemán utiliza el sustantivo, en
cierto modo, como una oración o frase condensada. Su capacidad de construir vocablos
compuestos no tiene límites. En inglés, francés o español el sustantivo
desempeña una función sintáctica distinta. Los vocablos compuestos casi no
existen. De acuerdo a la estructura del idioma alemán, la fuerza narrativa de La muerte de Virgilio y su poder musical
descansan sobre los sustantivos: sus diferentes combinaciones regresan siempre
al tema central. Al desconocer esta técnica, los traductores de Broch al
español –Gregori y Ripalda– convirtieron la novela en un texto casi ilegible.” Dice
además que Jean Starr Untermeyer, la traductora del libro al inglés, trabajó
con Broch en “una relación simbiótica” durante seis años y que el resultado fue
asombroso (incluso, se sabe que los últimos capítulos en alemán y su traducción
al inglés se hicieron con diferencia de días). Otro tanto pasó con Albert Kohn,
el traductor al francés, con quien Broch trabajó dos meses en la revisión. Desconozco
si Gregori no tuvo la suerte de contactar al autor (o a Untermeyer, ya que el
argentino también traducía del inglés). Desconozco si Ripalda se pronunció al
respecto del juicio de Pérez Gay. Lo cierto es que si la traducción de
Gregori-Ripalda es errática, eso errático configuró para Rulfo una lectura impactante,
tal como lo sigue siendo hasta nuestros días.
viernes, 25 de agosto de 2017
Testimonios del taller de traducción literaria italiano-español
Queridos colegas,
Bárbara Bertoni nos comparte algunos testimonios que ha recogido de quienes participaron en emisiones anteriores del laboratorio de traducción literaria italiano-español.
Nos informa también que las inscripciones para la cuarta edición de este taller-laboratorio seguirán abiertas un par de semanas más.
En este enlace los detalles:
http://circulodetraductores.blogspot.mx/2017/08/nuevo-laboratorio-de-traduccion.html
Bárbara Bertoni nos comparte algunos testimonios que ha recogido de quienes participaron en emisiones anteriores del laboratorio de traducción literaria italiano-español.
Nos informa también que las inscripciones para la cuarta edición de este taller-laboratorio seguirán abiertas un par de semanas más.
En este enlace los detalles:
http://circulodetraductores.blogspot.mx/2017/08/nuevo-laboratorio-de-traduccion.html
Bárbara Bertoni y Tomás Serrano con uno de los grupos |
"Me integré al
Laboratorio de traducción de italiano cuando comenzó el proyecto Scarpa, el
tercero dentro de esta dinámica de traducción colectiva; me integré, por una
parte, porque amo el idioma italiano sólo apenas un poco menos que el español y
porque disfruto de la actividad traductora, pero también porque dos buenos
amigos me aseguraron que sería una grata experiencia. Y así fue.Trabajar
un mismo proyecto en equipo para mí ha sido la posibilidad de entablar un
puente con gente que se ha formado en diferentes disciplinas, lo que no hacen
sino sumar a la experiencia lectora. Creo que una de las cosas que más me gustó
del laboratorio es que permite romper con la imagen de traductor ermitaño. Si
bien no traducimos ahí juntos, sí nos enfrentamos juntos a la misma obra y la
revisión, al ser colectiva, permite abrir los oídos a soluciones tan diversas
que no es raro que se adopte la propuesta de otro compañero porque da un aire
más auténtico o porque recrea de mucho mejor manera algún fragmento.
Alma Martínez
Ibáñez
"Yo no soy traductora profesional, no estudié ni letras, ni filología,
ni lingüística; soy cirujana dentista. Me apasionan los idiomas, la literatura,
las palabras. Antes de este taller nunca había traducido nada, y de repente ya
tenía en mis manos ¡¡la responsabilidad de traducir parte de un libro!! No
sabía cómo empezar, ni si lo haría bien o mal… me dejé llevar por un poco de
instinto, por el mucho o poco bagaje cultural y literario que tengo y sobre
todo por el estudio y la investigación. Lo más importante es que no lo hice
sola, lo más relevante de este trabajo es que cada capítulo está hecho de ideas,
conocimientos y aportaciones de un grupo muy especial de personas que tenemos
en común el amor por los idiomas y por la traducción; un grupo llevado de la
mano por dos profesores que pudieron hacer que todas esas ideas confluyeran y
dieran forma al producto final.
Como primera experiencia (no sólo traduciendo,
sino tomando un taller de traducción) tuve buena suerte, porque no sólo tuve a
dos profesores, sino a 15 maestros más. Aunque en el futuro tal vez no tenga a
17 personas que me ayuden o corrijan (como les encanta), no dudo que me vayan a
venir a la mente. Como cuando quiera traducir una grosería y me diga: ¿Qué
pondría Rafael aquí? O cuando me falte el sentido común y me acuerde de
Sharbel.
Valeria
Téllez
"El taller de traducción literaria italiano-español que imparten
Barbara Bertoni y Tomás Serrano representa un admirable trabajo de coordinación
lingüística y creativa de la voz y palabra expertas que se consolidan con el
resultado de la traducción colectiva de una obra literaria. Mi
participación en la modalidad a distancia en este taller, ha sido posible
gracias a la visión de Barbara y Tomás que pudo romper las fronteras
geográficas y desafíos de la distancia brindándome la oportunidad del
acercamiento a la práctica de la traducción literaria colectiva desde Campeche,
la ciudad en la que vivo".
Gabriela De la Cruz
"Estudié la
Licenciatura en Lengua y Literaturas Modernas Italianas en la Facultad de
Filosofía y Letras de la UNAM. Me he formado como traductor literario en los
seminarios de especialización de la licenciatura así como en talleres
organizados por el Círculo de Traductores y el Instituto Italiano de Cultura Ciudad
de México; en este último he cursado tres talleres de traducción colectiva con
los profesores Barbara Bertoni y Tomás Serrano.
El primer
taller de traducción colectiva en el que participé fue en el de la traducción
de la novela de Pino Cacucci Demasiado
Corazón, en el cual tuve la oportunidad de confrontar mi trabajo con el de
otros traductores profesionales y personas que apenas estaban aprendiendo el
arte de traducir. Fue una experiencia totalmente nueva, puesto que en los
seminarios en la facultad estaba acostumbrado a comparar mis traducciones con
las de mis compañeros: traducíamos el mismo texto pero las observaciones eran
individuales y las revisiones, por cuestión de tiempo quizá, no eran tan
minuciosas. En los talleres de traducción nos hemos dado a la tarea de revisar
nuestras traducciones detalladamente, porque son talleres que tienen como
finalidad la publicación de la traducción y por lo tanto no nos podemos
permitir errores. En el caso de la novela de Pino Cacucci nos enfrentamos ante
el reto de dar verosimilitud en los diálogos de los personajes, ya que era un
texto ambientado en México y el autor, a su modo, tradujo muchos de nuestros
modismos y expresiones. Por la misma razón de que éramos un grupo muy
heterogéneo, tanto en experiencia como en edad, fueron nuestras diferencias las
que hicieron que nuestro trabajo se enriqueciera, puesto que todos aprendimos
un poco de los demás.
En el
segundo taller de traducción tradujimos la novela Costellazione Familiare de Rosa Matteucci, un texto que implicó
varios retos, ya que tenía diferentes variaciones de registro, hápax,
referencias literarias escondidas y referencias culturales de ciertas regiones
de Italia, además del uso de léxico italiano del siglo XIX. Fue una experiencia
muy enriquecedora como traductor, ya que además de que pudimos superar en grupo
los retos que el texto exigía, tuvimos la oportunidad de conocer personalmente
a la autora de la novela y pudimos convivir con ella y conocerla más allá de
esa barrera escritor/traductor, además de que aportó su ayuda para explicarnos
los elementos que no quedaban del todo claros. Rosa Matteucci resultó ser una
persona muy accesible. En el tercer taller, ya prácticamente todos nos
conocíamos y la novedad fue trabajar con compañeras traductoras de Argentina y
otros estados de México, las cuales hicieron que se ampliaran nuestras opciones
a la hora de traducir y nos ayudaron a entender un poco más de su cultura,
porque aparentemente hablamos el mismo idioma pero los matices son muy
diferentes. En este taller tradujimos el libro de Tiziano Scarpa, Corpo.
En los
talleres de traducción colectiva a pesar de conformar grupos muy heterogéneos,
nos hemos encargado de que el fruto de nuestro trabajo sea lo más homogéneo
posible, respetando la palabra, que es sagrada, si pensamos en la palabra como
el principio de todo como dice el íncipit del evangelio de San Juan: “In principio erat Verbum et Verbum erat apud
Deum et Deus erat Verbum”, nosotros tratamos de echar abajo la idea de traduttore traditore que tanta
credibilidad le ha quitado a nuestro trabajo. Recomiendo ampliamente el taller
de traducción colectiva en el Instituto Italiano de Cultura Ciudad de México".
Rafael Hernández
Aguilar
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